El virus del Nilo Occidental puede causar una enfermedad mortal del sistema nervioso en los seres humanos.
Sin embargo, casi el 80% de las personas infectadas no presentan síntoma alguno.
El virus del Nilo Occidental se transmite a las personas principalmente por la picadura de mosquitos infectados.
El virus puede causar una enfermedad grave en los caballos.
Hay vacunas contra la afección equina, pero aún no las hay para las personas.
Las aves son los hospedadores naturales del virus del Nilo Occidental.
El virus del Nilo Occidental puede causar una enfermedad mortal del sistema nervioso. Se encuentra por lo común en África, Europa, el Oriente Medio, América del Norte y Asia occidental. Se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo que incluye la transmisión entre aves y mosquitos. Puede infectar a los seres humanos, los caballos y otros mamíferos.
El virus del Nilo Occidental pertenece al género flavivirus y al complejo antigénico de la encefalitis japonesa, familia Flaviviridae.
Brotes epidémicos
El virus se aisló por vez primera en 1937 de una mujer del distrito del Nilo Occidental en Uganda. En 1953 se identificó en aves (cuervos y palomas) del delta del Nilo. Antes de 1997 no se consideraba patógeno para las aves, pero en esa fecha una cepa más virulenta causó la muerte de aves de diferentes especies que presentaban signos de encefalitis y parálisis. A lo largo de 50 años se han notificado casos de infección humana en muchos países del mundo.
En 1999, un virus del Nilo Occidental que circula en Túnez e Israel fue importado en Nueva York y produjo un brote epidémico amplio y espectacular que se propagó por todo el territorio continental de los Estados Unidos. La epidemia en ese país (1999-2010) puso de manifiesto que la importación y el establecimiento de microbios patógenos transmitidos por vectores en hábitat distintos del propio representan un grave peligro para el mundo.
Las epidemias de mayor magnitud se han producido en los Estados Unidos, Israel, Grecia, Rumania y Rusia. Los sitios donde se producen los brotes se encuentran a lo largo de las principales rutas de las aves migratorias. Anteriormente, el virus del Nilo Occidental era prevalente en toda África, partes de Europa, el Oriente Medio, Asia occidental y Australia. Desde su introducción en 1999 en los Estados Unidos, se ha propagado y establecido desde el Canadá hasta Venezuela.
Transmisión
La infección del ser humano suele ser el resultado de las picaduras de mosquitos que se infectan cuando pican a aves infectadas, en cuya sangre circula el virus durante algunos días. El virus pasa a las glándulas salivales del mosquito, que cuando pica puede inyectar el virus a los seres humanos y los animales, en los que luego se multiplica y puede causar enfermedad.
El virus se transmite también por el contacto con otros animales infectados o con su sangre u otros tejidos.
Se han producido unos pocos casos de infección en seres humanos por trasplantes de órganos, transfusiones sanguíneas y la leche materna. Se ha notificado un caso de transmisión transplacentaria de la madre al hijo.
Hasta la fecha no se ha confirmado ningún caso de transmisión de persona a persona por el contacto social ordinario; tampoco se ha producido la transmisión del virus al personal sanitario cuando se toman las precauciones ordinarias de control de infecciones.
Se conocen casos de transmisión del virus a personal de laboratorio.
Cuadro clínico
La infección por el virus del Nilo Occidental es asintomática en aproximadamente un 80% de las personas infectadas; en las demás puede causar la fiebre del Nilo Occidental o una afección grave.
Aproximadamente un 20% de las personas infectadas por este agente patógeno presentan la fiebre del Nilo Occidental, que se caracteriza por fiebre, dolores de cabeza, cansancio, dolores corporales, náuseas, vómitos y, a veces, erupción cutánea (del tronco) y agrandamiento de ganglios linfáticos.
Los síntomas de afección grave (también llamada enfermedad neuroinvasora, como la encefalitis o meningitis del Nilo Occidental o poliomielitis del Nilo Occidental) son dolores de cabeza, fiebre elevada, rigidez de nuca, estupor, desorientación, coma, temblores, convulsiones, debilidad muscular y parálisis. Se calcula que aproximadamente 1 de cada 150 personas infectadas llegan a padecer una afección más grave. Esta puede presentarse en personas de cualquier edad, si bien los mayores de 50 años y las personas con inmunodeficiencia (por ejemplo, pacientes que han recibido trasplantes) tienen el mayor riesgo al respecto.
El periodo de incubación suele durar entre 3 y 14 días.
Diagnóstico
Esta infección puede diagnosticarse mediante distintas pruebas.
la seroconversión de anticuerpos de IgG (o un aumento significativo de los títulos de anticuerpos) en dos muestras en serie extraídas con un intervalo de una semana, determinada mediante el enzimoinmunoanálisis (ELISA);
la captación de anticuerpos de IgM mediante el enzimoinmunoanálisis (ELISA);
las pruebas de neutralización;
la detección del virus mediante la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR);
el aislamiento del virus en cultivo celular.
Los anticuerpos de IgM pueden detectarse en casi todas las muestras de líquido cefalorraquídeo y de suero extraídas de los pacientes infectados en el momento en que presentan síntomas. Los anticuerpos de IgM del suero pueden persistir durante más de un año.
Tratamiento y vacuna
El tratamiento de los pacientes con afección neuroinvasora consiste en medidas de sostén, tales como hospitalización, administración de líquidos por vía intravenosa, apoyo respiratorio y prevención de infecciones secundarias. No hay vacuna para los seres humanos.
Vectores y animales hospedadores
El virus del Nilo Occidental se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo de transmisión mosquito-ave-mosquito. Generalmente, se considera que los vectores principales son los mosquitos del género Culex., en particular Culex pipiens. El virus se mantiene en las poblaciones de mosquitos gracias a la transmisión vertical (de los adultos a los huevecillos).
Las aves son los reservorios del virus. En Europa, África, el Oriente Medio y Asia la muerte de las aves por la infección con este agente es rara. Por el contrario, el virus es muy patógeno para las aves americanas. Son especialmente susceptibles los miembros de la familia de los cuervos (Corvidae), pero el virus se ha detectado en aves muertas o agonizantes de más de 250 especies. Las aves se pueden infectar por vías muy diversas distintas de la picadura del mosquito, además, cada especie tienen un potencial diferente para mantener el ciclo de transmisión.
Tanto el ser humano como el caballo son hospedadores finales, lo cual significa que se infectan pero no propagan la infección. En los caballos las infecciones sintomáticas también son raras y por lo común leves, pero pueden causar afección del sistema nervioso, en particular una encefalomielitis mortal.
Prevención
Prevención de la transmisión en los caballos
Habida cuenta de que los brotes epizoóticos en los animales preceden a los casos en seres humanos, el establecimiento de una sistema activo de vigilancia de sanidad animal para detectar casos nuevos en aves y caballos resulta esencial para proporcionar la alerta temprana a las autoridades veterinarias y de salud pública. En el continente americano, es importante ayudar a la comunidad notificando a las autoridades el hallazgo de aves muertas.
Se han elaborado vacunas para los caballos. El tratamiento consiste en medidas de sostén acordes con las prácticas veterinarias corrientes para tratar animales infectados por un virus.
Reducción del riesgo de infección de las personas
Como no hay vacuna, la única manera de reducir la frecuencia de la infección en los seres humanos es mediante la concientización acerca de los factores de riesgo y la educación de la gente con respecto a las medidas que pueden adoptar para reducir la exposición al virus.
Los mensajes educativos de salud pública deben concentrarse en lo siguiente:
Reducir el riesgo de transmisión por los mosquitos. Las medidas para prevenir la transmisión deben centrarse inicialmente en la protección personal y comunitaria contra las picaduras de mosquitos mediante el uso de mosquiteros, repelente de insectos, uso de ropas de color claro (camisa de manga larga y pantalón) y evitar las actividades al aire libre en horas en que los mosquitos pican más. Además, los programas comunitarios deben alentar a las comunidades a destruir los criaderos de mosquitos en las zonas residenciales.
Reducir el riesgo de transmisión de los animales a los seres humanos. Hay que usar guantes y otras ropas protectoras cuando se manipulan animales enfermos o sus tejidos y durante las operaciones de matanza de animales.
Reducir el riesgo de transmisión por transfusión sanguínea o trasplante de órganos. Las restricciones a la donación de sangre y órganos y las pruebas de laboratorio para el tamizaje se deben considerar cuando hay brotes epidémicos en las zonas afectadas, una vez que se haya evaluado la situación epidemiológica local o regional.
Control del vector
La prevención eficaz de las infecciones humanas por el virus del Nilo Occidental depende de la creación de programas completos e integrados de vigilancia y control de los mosquitos en las zonas donde se asienta el virus. Se deben efectuar estudios para reconocer las especies locales de mosquitos que intervienen en la transmisión, en particular las que pudieran servir de «puente» entre las aves y las personas. Hay que hacer hincapié en las medidas de control integradas, como son la reducción de las fuentes (con la participación de la comunidad), la gestión de los recursos hídricos, y la aplicación de productos químicos o el uso de métodos biológicos.
Prevención de la infección en los entornos de asistencia sanitaria
El personal sanitario que asiste a enfermos presunta o comprobadamente infectados por el virus del Nilo Occidental o que manipula muestras obtenidas de estos debe seguir las precauciones corrientes de control de infecciones. Las muestras provenientes de personas o animales presuntamente infectados con el virus deben ser manipuladas por personal capacitado en laboratorios debidamente equipados.
Respuesta de la OMS
La Oficina Regional para Europa y la Región de las Américas están apoyando intensivamente las actividades de vigilancia y respuesta a los brotes epidémicos de infección por el virus del Nilo Occidental en Europa y en América del Norte, América Latina y el Caribe, respectivamente, junto con las oficinas en los países y asociados internacionales.
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