Mejorar la supervivencia y el bienestar de los niños

Se estima que en 2019 murieron 5,2 millones de niños menores de cinco años, en su mayoría por causas evitables y tratables. Las defunciones de niños de 1 a 11 meses de edad representaron 1,5 millones de esas muertes, mientras que las de niños de 1 a 4 años de edad ascendieron a 1,3 millones. Las restantes 2,4 millones de defunciones fueron de recién nacidos (menos de 28 días).
Además, en 2019 murieron 500 000 niños mayores (5 a 9 años).
Las principales causas de defunción de niños menores de cinco años son las complicaciones del parto prematuro, la asfixia o traumatismos durante el parto, la neumonía, las anomalías congénitas, la diarrea y el paludismo, todas ellas prevenibles o tratables mediante intervenciones sencillas y asequibles, por ejemplo, la inmunización, la nutrición adecuada, el agua potable, los alimentos inocuos y la atención de calidad por parte de un dispensador de servicios de salud capacitado, cuando sea necesario.
La reducción de la mortalidad de niños mayores (5 a 9 años) fue la más importante desde 1990 (61%), gracias a la disminución de las enfermedades infecciosas. Los traumatismos (incluidos los causados por el tránsito y los ahogamientos) son las principales causas de muerte entre los niños mayores.
¿Quiénes corren mayor riesgo?
Niños menores de cinco años
Desde 1990 se han logrado progresos sustanciales a escala mundial para reducir el número de defunciones infantiles. El número total de defunciones de niños menores de cinco años en todo el mundo ha disminuido de 12,6 millones en 1990 a 5,2 millones en 2019. Desde 1990, la tasa mundial de mortalidad de niños menores de cinco años se redujo en un 59%, y pasó de 93 defunciones por 1000 nacidos vivos en 1990, a 38 defunciones por 1000 nacidos vivos en 2019. Esto implica que en 1990 uno de cada 11 niños moría antes de los cinco años, mientras que en 2019 la proporción fue de uno de cada 27.

Si bien el mundo en su conjunto ha acelerado los progresos para reducir la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años, existen diferencias en las regiones y los países. El África subsahariana sigue siendo la región con la tasa de mortalidad más alta del mundo: uno de cada 13 niños mueren antes de cumplir cinco años, lo que representa un retraso de 20 años respecto de la media mundial, que registraba esa proporción en 1999. Dos regiones, a saber, el África subsahariana y Asia central y meridional, albergan el 52% de los niños menores de cinco años de todo el mundo. En 2019, la mitad de las defunciones de niños menores de cinco años se produjeron en solo cinco países: Etiopía, la India, Nigeria, el Pakistán y la República Democrática del Congo. Solo Nigeria y la India representan casi una tercera parte de todas las defunciones.

Desglosadas por países, las tasas de mortalidad de niños mayores varían de 0,2 a 16,8 defunciones por 1000 niños de cinco años. En cuanto a los niños menores de cinco años, los países con mayores tasas de mortalidad se concentran en el África subsahariana. Entre los países con más defunciones de niños de 5 a 9 años se cuentan China, la India, Nigeria, el Pakistán y la República Democrática del Congo.

Los 10 países con las mayores cifras de defunciones de niños menores de cinco años, 2019 (en miles)
 

País    Defunciones de niños menores de cinco años    Límite inferior    Límite superior
Nigeria    858    675    1118
India    824    738    913
Pakistán    399    343    465
República Democrática del Congo    291    187    440
Etiopía    178    146    216
China    132    116    152
Indonesia    115    97    139
República Unida de Tanzanía    103    78    172
Angola    93    43    172
Bangladesh    90    82    99
 

En todo el mundo, las enfermedades infecciosas, entre ellas la neumonía, la diarrea y el paludismo, junto con el parto prematuro, la asfixia y los traumatismos perinatales y las malformaciones congénitas siguen siendo las principales causas de defunción de niños menores de cinco años. El acceso a intervenciones que salvan vidas, por ejemplo, el parto asistido por profesionales, los cuidados posnatales, la lactancia materna y una nutrición adecuada, la vacunación, y el tratamiento de las enfermedades comunes en la infancia pueden salvar de la muerte a muchos niños. Los niños malnutridos, en particular los que padecen malnutrición aguda grave, corren mayor riesgo de defunción por enfermedades comunes de la infancia tales como la diarrea, la neumonía y el paludismo. Los factores relacionados con la nutrición influyen aproximadamente en el 45% de las defunciones de niños menores de cinco años. 

Las pautas de defunción de niños mayores reflejan los perfiles de riesgo subyacentes de ese grupo etario, con un desvío respecto de las enfermedades infecciosas de la infancia y una aproximación hacia los accidentes y traumatismos, en particular ahogamientos y traumatismos causados por el tránsito. El aumento del número de defunciones por traumatismos modifica el carácter de las intervenciones destinadas a mejorar la supervivencia de los niños mayores. Las medidas del sector sanitario orientadas a prevenir y tratar enfermedades infecciosas de la primera infancia se reorientan hacia otros sectores gubernamentales, en particular los de educación, transporte e infraestructura vial, agua y saneamiento y aplicación de la ley. Todos esos sectores deben trabajar conjuntamente para prevenir las defunciones prematuras de niños mayores. 

Respuesta mundial: Objetivo de Desarrollo Sostenible 3.2.1 

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por las Naciones Unidas en 2015 se elaboraron con miras a promover la salud y el bienestar de todos los niños. El ODS 3.2.1 consiste en poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años de aquí a 2030. Incluye dos metas:

reducir la mortalidad neonatal al menos a 12 por cada 1000 nacidos vivos en cada país; y
reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años al menos a 25 por cada 1000 nacidos vivos en cada país. 
La meta 3.2.1 está estrechamente relacionada con la meta 3.1.1, consistente en reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 defunciones por 100 000 nacidos vivos, y con la meta 2.2.1 destinada a poner fin a todas las formas de malnutrición, una causa frecuente de defunción de niños menores de cinco años. Estas metas se han recogido en la nueva Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente (Estrategia Mundial), que aboga por poner fin a las defunciones prevenibles de niños y, al mismo tiempo, hacer frente a las nuevas prioridades de salud infantil. Los Estados Miembros deberán establecer sus propias metas y desarrollar estrategias específicas para reducir la mortalidad infantil y hacer un seguimiento de los progresos hacia la disminución del número de defunciones. 

En 2019, 122 países alcanzaron la meta de los ODS relativa a la mortalidad de niños menores de cinco años, y otros 20 países esperan hacer lo propio para 2030 si se mantienen las tendencias actuales. Sin embargo, será preciso realizar rápidos progresos en 53 países que, de mantenerse las tendencias presentes, no alcanzarán la meta para 2030. De esos países, 30 deberán duplicar su tasa actual de reducción, y 23 tendrán que triplicarla. El logro de la meta de los ODS reducirá en 11 millones el número de defunciones de niños menores de cinco años entre 2019 y 2030. Para prevenir el 80% de esas defunciones  aún se requieren esfuerzos específicos en el África subsahariana y en Asia Sudoriental. 

Respuesta de la OMS

La OMS hace un llamamiento a los Estados Miembros para que aborden la cuestión de la equidad en materia de salud desde la perspectiva de la cobertura sanitaria universal, de modo que todos los niños puedan acceder a servicios de salud esenciales sin tener que atravesar dificultades financieras. El paso del enfoque habitual a enfoques innovadores, múltiples y específicos que permitan mejorar el acceso, la cobertura y la calidad de los servicios de salud infantil exigirá una orientación estratégica y una combinación óptima de la atención en el ámbito comunitario y en los centros de salud. También serán necesarios esfuerzos del sector sanitario y de múltiples sectores para superar las desigualdades y abordar los determinantes sociales de la salud.