Sordera y pérdida de la audición

En el mundo, 1500 millones de personas viven con algún grado de pérdida de audición, de las cuales unos 430 millones necesitan servicios de rehabilitación.
Para 2050 está previsto que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación.
La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, ciertas enfermedades infecciosas, otitis crónicas, exposición a sonidos fuertes, uso de medicamentos ototóxicos y envejecimiento.
En los niños, casi el 60% de la pérdida de audición se debe a causas como otitis y complicaciones congénitas que pueden prevenirse con medidas de salud pública.
Debido a prácticas de audición poco seguras, más de 1000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente.
La pérdida de audición no tratada genera importantes costos en las comunidades de todo el mundo y supone para los gobiernos US$ 980 000 millones anuales. Las intervenciones para prevenir, detectar y tratar la pérdida de audición son costoeficaces y pueden suponer un gran beneficio para las personas.
Solo un 17% de todas las personas que podrían beneficiarse de utilizar un audífono lleva uno. El porcentaje de personas que no lo lleva es prácticamente igual de alto en todas las partes del mundo (varía entre un 77% y un 83% entre las regiones de la OMS y entre un 74% y un 90% en función de los niveles de ingresos).
Para ampliar los servicios de atención otológica y audiológica en el mundo solo se necesita una inversión adicional anual de menos de US$ 1,40 por persona.
Después de 10 años, el retorno de la inversión sería de casi US$ 16 por cada dólar invertido.
Más del 5% de la población mundial (430 millones de personas) padece una pérdida de audición discapacitante y requiere rehabilitación (432 millones de adultos y 34 millones de niños). Se calcula que en 2050 esa cifra superará los 700 millones (una de cada diez personas).

La pérdida de audición discapacitante se refiere a una pérdida superior a 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor. Casi el 80% de las personas con este problema viven en países de ingresos bajos y medianos. La prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad: entre los mayores de 60 años, más del 25% padece una pérdida de audición discapacitante.

Pérdida de audición y sordera

Se dice que alguien sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o mejor que 20 dB. La pérdida de audición puede ser leve, moderada, grave o profunda. Puede afectar a uno o ambos oídos y entrañar dificultades para oír una conversación o sonidos fuertes.

Las personas «duras de oído» son personas cuya pérdida de audición es entre leve y grave. Por lo general se comunican mediante la palabra y pueden utilizar como ayuda audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos, así como los subtítulos.

Las personas «sordas» suelen padecer una pérdida de audición profunda, lo que significa que oyen muy poco o nada. A menudo se comunican mediante el lenguaje de signos.

Causas de la pérdida de audición y la sordera

Aunque la persona puede verse expuesta a los factores que se indican a continuación en diferentes periodos de su vida, será más susceptible a los efectos de estos durante determinados periodos críticos.

Periodo prenatal

Factores genéticos: entre ellos, los que provocan pérdida de audición hereditaria y no hereditaria
Infecciones intrauterinas: como la rubéola y la infección por citomegalovirus
Periodo perinatal

Asfixia perinatal (falta de oxígeno en el momento del parto)
Hiperbilirrubinemia (ictericia grave en el periodo neonatal)
Bajo peso al nacer
Otras morbilidades perinatales y su tratamiento
Infancia y adolescencia

Otitis crónicas (otitis media supurativa crónica)
Presencia de líquido en el oído (otitis media no supurativa crónica)
Meningitis y otras infecciones
Edad adulta y edad avanzada

Enfermedades crónicas
Tabaquismo
Otosclerosis
Degeneración neurosensorial relacionada con la edad
Pérdida de audición neurosensorial repentina
Factores a lo largo de la vida

Tapón de cerumen (tapón de cera en el oído)
Traumatismo en el oído o la cabeza
Ruido/sonido fuerte
Medicamentos ototóxicos
Productos químicos ototóxicos en el ámbito laboral
Carencia nutricional
Infecciones virales y otras afecciones del oído
Retraso en la aparición de la audición o pérdida progresiva de esta por causas genéticas
Las consecuencias de la pérdida de audición no tratada

Cuando no se trata, la pérdida de audición afecta muchos aspectos de la vida de la persona:

Comunicación y habla

Cognición

Educación y empleo: en los países en desarrollo, los niños con pérdida de audición y sordera rara vez son escolarizados. Asimismo, entre los adultos con pérdida de audición la tasa de desempleo es mucho más alta. Entre los que tienen un trabajo, el porcentaje de personas con pérdida de audición que ocupan puestos en las categorías más bajas es mayor que la media general de la fuerza de trabajo.

Aislamiento social, soledad y estigma

Consecuencias en la sociedad y la economía

Años perdidos por discapacidad (APD) y años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD)

La OMS calcula que los casos desatendidos de pérdida de audición representan un coste mundial anual de 980 000 millones de dólares. Dicha cifra incluye los costes del sector sanitario (excluyendo el coste de los dispositivos de ayuda a la audición), los costes del apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costes sociales. Más del 57% de esos costes se producen en países de ingresos bajos y medianos.

Prevención

Muchas de las causas que conducen a una pérdida de la audición pueden evitarse mediante estrategias de salud pública e intervenciones clínicas que se realicen a lo largo del curso de la vida.

Es fundamental prevenir la pérdida de audición a lo largo del curso de la vida, desde periodos prenatales y perinatales hasta edades avanzadas. En los niños, casi el 60% de la pérdida de audición se debe a causas evitables que pueden prevenirse aplicando medidas de salud pública. Del mismo modo, las causas más comunes de pérdida de audición en los adultos, como la exposición a sonidos fuertes y medicamentos ototóxicos, son evitables.

Para reducir la pérdida de audición en diferentes etapas del curso de la vida pueden aplicarse estrategias eficaces como:

la vacunación,
unas buenas prácticas de atención materna y de puericultura,
el asesoramiento genético,
la detección y el tratamiento de afecciones comunes del oído,
programas de protección de la audición en el ámbito laboral, ante la exposición a ruidos y productos químicos,
estrategias de escucha segura para reducir la exposición a sonidos fuertes en entornos de ocio, y
el uso racional de medicamentos ototóxicos para prevenir la pérdida de audición.
Detección y tratamiento

La detección temprana de la pérdida de audición y de las enfermedades otológicas es fundamental para poder ofrecer un tratamiento eficaz.
Eso requiere un cribado sistemático para detectar la pérdida de la audición o una enfermedad otológica en aquellas personas de mayor riesgo. Estas son:
Recién nacidos y niños menores de 1 año
Niños en edad preescolar y escolar
Personas expuestas al ruido o productos químicos en el trabajo
Personas que reciben medicamentos ototóxicos
Adultos mayores
La evaluación auditiva y el examen del oído pueden realizarse en entornos clínicos y comunitarios. Herramientas como la aplicación hearWHO de la OMS y otras soluciones basadas en la tecnología permiten detectar enfermedades otológicas y la pérdida de audición, incluso con formación y recursos limitados.
Para evitar que se produzcan repercusiones negativas, una vez que se detecta la pérdida de audición es fundamental comenzar a tratarla lo antes posible y de manera adecuada.
Las medidas disponibles para rehabilitar a las personas con pérdida de audición son:
el uso de tecnologías auditivas, como audífonos, implantes cocleares e implantes de oído medio;
el uso del lenguaje de señas y otros medios de sustitución sensorial, como la lectura de los labios, el sistema de «deletrear» palabras en la palma de la mano, el método Tadoma, la comunicación por signos, etc., y
la terapia rehabilitadora para mejorar las habilidades perceptivas y desarrollar capacidades lingüísticas y de comunicación.
Utilizar la tecnología de asistencia auditiva y servicios como los sistemas de modulación de frecuencia y de bucle, los dispositivos de alerta, los dispositivos de telecomunicaciones o los servicios de subtitulado e interpretación del lenguaje de señas, puede mejorar aún más el acceso a la comunicación y la educación de las personas con pérdida de audición.
Respuesta de la OMS

La labor de la OMS en materia de atención otológica y audiológica consiste en promover una atención de este tipo, integrada y centrada en las personas.

La Organización orienta su trabajo siguiendo las recomendaciones del informe mundial de la OMS sobre la audición (2021) y la resolución de la Asamblea Mundial de la Salud sobre la prevención de la sordera y la pérdida de audición.