Suicidio

Cada año se suicidan cerca de 700 000 personas.
Por cada suicidio consumado hay muchas tentativas de suicidio. En la población general, un intento de suicidio no consumado es el factor individual de riesgo más importante.
El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.
El 77% de los suicidios se produce en los países de ingresos bajos y medianos.
La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y el disparo con armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en el mundo.

Sordera y pérdida de la audición

En el mundo, 1500 millones de personas viven con algún grado de pérdida de audición, de las cuales unos 430 millones necesitan servicios de rehabilitación.
Para 2050 está previsto que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación.
La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, ciertas enfermedades infecciosas, otitis crónicas, exposición a sonidos fuertes, uso de medicamentos ototóxicos y envejecimiento.

Sobredosis de opioides

El término «opioides» se refiere tanto a los compuestos que se extraen de la adormidera como a compuestos sintéticos y semisintéticos con propiedades análogas que pueden interferir con los receptores de opioides del cerebro.
Los opioides se utilizan habitualmente para el tratamiento del dolor, e incluyen fármacos como la morfina, el fentanilo y el tramadol.
Su consumo sin fines terapéuticos, prolongado, indebido o sin supervisión médica puede generar dependencia y otros problemas de salud.

Síndrome de Guillain–Barré

El síndrome de Guillain-Barré es una afección rara en la que el sistema inmunitario del paciente ataca los nervios periféricos.
Pueden verse afectadas personas de todas las edades, pero es más frecuente en adultos y en el sexo masculino.
La mayoría de los casos, incluso los más graves, se recuperan totalmente.
Los casos graves son raros, pero pueden producir una parálisis casi total.

Servicios sanitarios de calidad

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible subrayan que la calidad es un elemento clave de la cobertura sanitaria universal. La meta 3.8 de los ODS insta a los países a lograr la cobertura sanitaria universal, incluida la protección contra los riesgos financieros, y el acceso a servicios de salud esenciales de calidad.
Cada año se atribuyen entre 5,7 y 8,4 millones de muertes a la atención de calidad deficiente en los países de ingresos bajos y medianos, lo que representa hasta el 15% de las muertes en esos países.

Seguros de salud comunitarios

Los seguros de salud comunitarios suelen ser voluntarios y se caracterizan por que los miembros de la comunidad efectúan aportaciones a un fondo común para sufragar los gastos sanitarios.
A pesar de las grandes esperanzas depositadas en estos sistemas, los datos objetivos indican que tienen un efecto moderado en la protección económica de los participantes y en su acceso a la atención sanitaria requerida.
La mayoría de los seguros de salud comunitarios tienen un bajo nivel de participación, y las personas más pobres suelen quedar excluidas.

Seguridad del paciente

Los eventos adversos debidos a una atención poco segura son probablemente una de las 10 causas principales de muerte y discapacidad en el mundo (1). 
En los países de ingresos altos, se estima que uno de cada 10 pacientes sufre daños mientras recibe atención hospitalaria (2). El daño puede ser causado por una serie de eventos adversos, de los cuales casi el 50% son prevenibles (3). 
Cada año se producen 134 millones de eventos adversos por una atención poco segura en los hospitales de los países de ingresos bajos y medios, lo que provoca 2,6 millones de muertes (4).

Sarna

Se estima que, en cualquier momento en que se calcule, la cifra de personas en todo el mundo que padecen sarna asciende a 200 millones.
Hasta el 10% de los niños de las zonas con pocos recursos se ven afectados por la sarna.
La sarna humana es una infestación parasitaria causada por Sarcoptes scabiei var. hominis.
La sarna está presente en todo el mundo, pero es más común en los países tropicales cálidos y en las zonas de alta densidad de población.

Saneamiento

En 2015, el 39% de la población mundial (2900 millones de personas) utilizaba un servicio de saneamiento gestionado de forma segura —es decir, sus excrementos se eliminaban de forma segura in situ o se sometían a tratamiento en otro lugar.
El 27% de la población mundial (1900 millones de personas) utilizaba instalaciones privadas de saneamiento conectadas al alcantarillado, desde el cual se trataban las aguas residuales.
El 13% de la población mundial (900 millones de personas) utilizaba inodoros o letrinas en los que se eliminaban los excrementos in situ.

Salud y derechos humanos

La Constitución de la OMS afirma que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano.”
El derecho a la salud incluye el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salud de calidad suficiente.
No obstante, unos 100 millones de personas de todo el mundo son empujadas cada año a vivir por debajo del umbral de pobreza como consecuencia de los gastos sanitarios.

Salud urbana

Más del 55% de la población mundial vive en zonas urbanas, y se prevé que esa proporción aumentará al 68% para 2050.
Casi un 40% de los residentes de zonas urbanas carecen de acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura, y muchos carecen de acceso al agua potable.
En las zonas urbanas, según estimaciones, el 91% de las personas respira aire contaminado.

Salud mental: fortalecer nuestra respuesta

La salud mental es algo más que la ausencia de trastornos mentales.
La salud mental es parte integral de la salud; tanto es así que no hay salud sin salud mental.
La salud mental está determinada por múltiples factores socioeconómicos, biológicos y medioambientales.
Existen estrategias e intervenciones intersectoriales eficaces y rentables de promoción, protección y restablecimiento de la salud mental.

Salud mental en las emergencias

Uno de cada 11 individuos (es decir, el 9%) que ha vivido bajo un conflicto bélico o violento en algún momento de los 10 años previos padece un trastorno mental de moderado a grave.
Según los cálculos, el 22% de las personas (es decir, más de una de cada cinco) que viven en una zona de conflicto sufre depresión, ansiedad, trastorno por estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia.
La depresión tiende a ser más habitual en las mujeres que en los varones.
Tanto la depresión como la ansiedad son más frecuentes cuanto mayor es la edad.

Salud mental del adolescente

En el mundo, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental, un tipo de trastorno que supone el 13% de la carga mundial de morbilidad en ese grupo etario.
La depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento se encuentran entre las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes.
El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.

Salud del adolescente y el joven adulto

En 2019 murieron más de 1,5 millones de adolescentes y jóvenes adultos de entre 10 y 24 años de edad, lo que supone casi 5000 al día.
De todos los grupos de edad, el que presenta el menor riesgo de muerte es el de los jóvenes adolescentes de entre 10 y 14 años.
Las principales causas de defunción de adolescentes y jóvenes adultos son las lesiones y los traumatismos (incluidos los causados por el tránsito y los ahogamientos), la violencia, las conductas autolesivas y las dolencias ligadas a la maternidad.