Discapacidad y salud

  • Más de mil millones de personas, o sea en torno al 15% de la población mundial, tienen algún tipo de discapacidad.
  • El número de personas con discapacidad aumenta vertiginosamente, lo que se explica, entre otras causas, por las tendencias demográficas y la creciente prevalencia de dolencias crónicas.
  • Es probable que casi todas las personas experimenten alguna forma de discapacidad –temporal o permanente– en algún momento de su vida.
  • Las personas con discapacidad tienen menos acceso a los servicios de asistencia sanitaria, por lo que en muchas ocasiones sus necesidades asistenciales quedan desatendidas.
  • Cuando las personas con discapacidad acceden a la atención de salud, a menudo son objeto de estigmatización y discriminación y reciben servicios de calidad deficiente
  • Hay una necesidad urgente de ampliar los servicios destinados a las personas con discapacidad en la atención primaria de salud, especialmente las intervenciones de rehabilitación.

Panorama general

La idea de discapacidad remite a la interacción entre personas que tienen algún problema de salud (como parálisis cerebral, síndrome de Down o depresión) y ciertos factores personales y ambientales (como puedan ser actitudes negativas, medios de transporte y edificios públicos inaccesibles o escaso apoyo social).

Se calcula que más de mil millones de personas experimentan discapacidad, cifra que corresponde aproximadamente al 15% de la población mundial, y que hasta 190 millones (un 3,8%) de las personas de 15 o más años tienen dificultades importantes para funcionar, que a menudo exigen servicios de atención de salud. El número de personas con discapacidad va en aumento, lo que se explica por la creciente prevalencia de dolencias crónicas y el envejecimiento de la población. La discapacidad plantea problemas de derechos humanos porque las personas afectadas ven conculcados sus derechos de múltiples maneras, en particular siendo objeto de actos de violencia y maltrato o de prejuicios y actitudes poco respetuosas en razón de su discapacidad, lo que concurre con otras formas de discriminación por motivos de edad y género, entre otros. Las personas con discapacidad también afrontan obstáculos y realidades estigmatizantes y discriminatorias a la hora de acceder a servicios y dispositivos de salud o relacionados con la salud. La discapacidad es una prioridad de desarrollo porque su prevalencia es más elevada en los países de renta baja y porque discapacidad y pobreza se refuerzan y perpetúan mutuamente.

La discapacidad es sumamente heterogénea. Aunque ciertas dolencias ligadas a la discapacidad entrañan mala salud y una gran necesidad de asistencia sanitaria, no es el caso de otras. Sea como fuere, todas las personas con discapacidad tienen las mismas necesidades generales en materia de salud que cualquier otra persona, por lo que necesitan poder acceder a los servicios corrientes de atención de salud. En el artículo 25 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad se establece que las personas con discapacidad tienen derecho a gozar del más alto nivel posible de salud sin discriminación. La realidad, sin embargo, es que pocos países prestan servicios de calidad suficientes a las personas con discapacidad.

Barreras que dificultan el acceso a la atención de salud

 

Las personas con discapacidad tropiezan con toda una serie de obstáculos al tratar de acceder a la atención de salud, en particular los que se exponen a continuación.

Barreras ligadas a cuestiones de actitud

  • Las personas con discapacidad refieren habitualmente la experiencia de ser objeto de prejuicios o sentirse estigmatizadas o discriminadas por los proveedores de servicios de salud u otros trabajadores de los establecimientos de salud.
  • Muchos proveedores de servicios no entienden ni conocen lo bastante bien los derechos y las necesidades de salud de las personas con discapacidad y tienen una deficiente formación y experiencia profesional en la materia.
  • Son muchos los servicios de salud que no tienen instauradas políticas para tener en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad, con medidas como, por ejemplo, horarios de cita más prolongados y flexibles, prestación de servicios periféricos o costos reducidos para las personas con discapacidad.
  • Las mujeres con discapacidad topan con obstáculos particulares para acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva y a información en la materia. A menudo los trabajadores de la salud presuponen, erróneamente, que las mujeres con discapacidad son asexuales o inaptas para la maternidad.
  • A las personas con discapacidad rara vez se les pide su opinión o su participación en decisiones sobre la prestación de servicios de salud que las conciernen.

    Barreras físicas

  • Ocurre a menudo que los servicios y actividades de salud se encuentren lejos de donde vive la mayoría de la gente o en una zona que no ofrezca soluciones de transporte de fácil acceso.
  • Los edificios en cuya entrada hay escaleras, al igual que los servicios y actividades ubicados en pisos a los que no se llega en ascensor, son inaccesibles por definición.
  • Es frecuente encontrarse con instalaciones de aseo inaccesibles y con pasillos, puertas y salas en los que no cabe un usuario de silla de ruedas o por los que circula difícilmente una persona con problemas de movilidad.
  • Una persona con discapacidad puede tener dificultades para utilizar muebles de altura fija, como camillas de exploración o sillas.
  • Es frecuente que los establecimientos de salud y otros centros que acogen actividades estén mal iluminados, tengan una señalización deficiente o presenten una distribución confusa, que hace que a la gente le cueste orientarse y encontrar su camino.

Barreras que dificultan la comunicación

  • Para las personas con deficiencia auditiva, un obstáculo básico para acceder a los servicios de salud es la escasez de material escrito o de intérpretes de lenguaje de señas en estos servicios.
  • A veces la información sobre salud o las recetas médicas no se entregan en un formato accesible, como el sistema braille o papel impreso en letra grande, lo que supone una barrera para las personas con discapacidad visual.
  • Puede ocurrir también que la información sobre salud esté presentada de modo complicado o con abundante jerga médica. Para que las personas con trastornos cognitivos puedan entender más fácilmente esa información, conviene facilitarla en formatos que se presten a ello, por ejemplo empleando un lenguaje sencillo o recurriendo a imágenes u otras referencias visuales.

Barreras económicas

  • En los países de renta baja, más de la mitad de las personas con discapacidad no pueden pagarse una atención de salud adecuada.
  • Muchas personas con discapacidad declaran también no poder pagarse los desplazamientos a un servicio de salud ni los medicamentos, y todavía menos el costo de la consulta con un proveedor de atención de salud.

Inclusión de la discapacidad en el sector de la salud

Es frecuente que la discapacidad no sea percibida como una cuestión de salud y que, en consecuencia, no se adopten medidas para incluirla en el sector de la salud, sabiendo además que este sector suele quedar relegado a un segundo plano en las estrategias y planes de acción nacionales para aplicar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y seguir los progresos al respecto.

Solo será posible procurar a cada cual el grado máximo de salud y bienestar si los gobiernos entienden la necesidad de cambiar de paradigma y asumen que, para cumplir las metas de salud mundiales, es imprescindible que la inclusión de la discapacidad pase a formar parte integrante de las prioridades del sector de la salud, que son en particular:

  • cobertura sanitaria universal, sin que ello se traduzca en dificultades económicas;
  • protección durante las emergencias sanitarias;
  • acceso a intervenciones transversales de salud pública, como servicios de suministro de agua, saneamiento e higiene.

La inclusión de la discapacidad es básica para hacer realidad una cobertura sanitaria universal que no traiga consigo dificultades económicas, porque las personas con discapacidad tienen:

  • tres veces más probabilidades de que se les niegue atención de salud;
  • cuatro veces más probabilidades de que las traten mal en el sistema de salud;
  • un 50% más de probabilidades de incurrir en gastos sanitarios catastróficos.

La inclusión de la discapacidad es básica para lograr una mejor protección frente a las emergencias sanitarias, porque las personas con discapacidad se ven afectadas de manera desproporcionada por la COVID-19:

  • directamente, debido a un mayor riesgo de infección y a las barreras que les dificultan el acceso a la atención de salud;
  • indirectamente, debido a las restricciones impuestas para contener la propagación del virus (por ejemplo, paralización de los servicios de apoyo).

La inclusión de la discapacidad es básica para lograr un mejor estado de salud y bienestar, porque las personas con discapacidad presentan:

  • de 4 a 10 veces más probabilidades de sufrir actos de violencia;
  • mayor riesgo de sufrir lesiones no mortales por accidente de tránsito.

Los niños con discapacidad tienen:

  • tres veces más probabilidades de sufrir abuso sexual;
  • dos veces más probabilidades de sufrir malnutrición.

Respuesta de la OMS

Con objeto de mejorar el acceso de las personas con discapacidad a los servicios de salud y el nivel de cobertura de estos, la OMS:

  • orienta y apoya a los Estados Miembros para dar mejor a conocer los problemas ligados a la discapacidad y promueve la inclusión de esta como componente de los programas de salud de ámbito nacional e infranacional;
  • facilita la recopilación y divulgación de datos e información acerca de la discapacidad;
  • elabora instrumentos normativos, en particular directrices para potenciar la inclusión de la discapacidad en los servicios de atención de salud;
  • refuerza la capacidad de las instancias de formulación de políticas y de prestación de servicios de salud;
  • promueve estrategias que aseguren que las personas con discapacidad estén informadas sobre sus propios problemas de salud y que el personal de atención de salud apoye a esas personas, ampare sus derechos y proteja su dignidad;
  • contribuye a la Estrategia de las Naciones Unidas para la Inclusión de la Discapacidad con el fin de promover «un progreso sostenible y transformador hacia la inclusión de la discapacidad en todos los pilares de la labor de las Naciones Unidas»; 
  • proporciona a los Estados Miembros y asociados para el desarrollo datos empíricos, análisis y recomendaciones actualizados respecto de la inclusión de la discapacidad en el sector de la salud.