El 40% de los 118,5 millones de donaciones de sangre extraídas en todo el mundo se recogen en los países de ingresos altos, donde vive el 16% de la población mundial.
En los países de ingresos bajos hasta el 54% de las transfusiones de sangre se realizan en menores de 5 años, mientras que en los países de ingresos altos el grupo de pacientes más transfundido es el de los mayores de 60 años, que reciben hasta un 75% de todas las transfusiones.
La tasa de donación de sangre por cada 1000 personas es de 31,5 donaciones en los países de ingresos altos, 15,9 en los de ingresos medianos altos, 6,8 en los de ingresos medianos bajos y 5 en los de ingresos bajos.
Entre 2013 y 2018 se ha notificado un aumento de 7,8 millones en las unidades de sangre donadas por donantes voluntarios no remunerados. En total, en 79 países este grupo de donantes aportó más del 90% de su suministro de sangre; sin embargo, en 56 países más del 50% del suministro de sangre procede de familiares o allegados o donantes remunerados.
Solo 55 de los 171 países que aportaron datos fabrican productos medicinales derivados del plasma mediante el fraccionamiento del plasma recogido en el propio país. Un total de 90 países declararon importar todos los productos medicinales derivados del plasma, 16 países declararon que durante el periodo objeto de la notificación no utilizaron ninguno de estos productos y 10 países no respondieron a la pregunta.
Organización y políticas nacionales relativas a la transfusión de sangre
Las transfusiones de sangre salvan vidas y mejoran la salud, pero muchos pacientes que necesitan transfusiones no tienen acceso a sangre segura cuando la necesitan. Las infraestructuras y políticas sanitarias nacionales deben incluir el suministro de sangre inocua y adecuada.
La OMS recomienda que los países cuenten con una organización eficaz y redes de suministro integradas para coordinar a nivel nacional todas las actividades relacionadas con la extracción, verificación, tratamiento, almacenamiento y distribución de sangre. El sistema nacional de transfusiones debería estar regido por políticas y marcos legislativos nacionales relativos a la transfusión de sangre para promover la uniformidad de las normas y de la cualidad y la seguridad de la sangre y los productos derivados de la sangre.
En 2018, el 72% de los países que aportaron datos (es decir, 123 de 171) tenían una política nacional sobre la transfusión de sangre. En conjunto, el 64% de los países que aportaron datos (es decir, 110 de 171) cuentan con una legislación específica para la seguridad y la calidad de las transfusiones de sangre, lo que incluye:
el 79% de los países de ingresos altos
el 63% de los países de ingresos medianos
el 39% de los países de ingresos bajos.
Suministro de sangre
En el mundo se recogen alrededor de 118,4 millones de donaciones de sangre, el 40% en los países de ingresos altos, donde reside el 16% de la población mundial.
Aproximadamente 13 300 centros de donación de sangre de 169 países declararon haber recogido un total de 106 millones de donaciones. El número de unidades recogidas en los centros de donación varía en función del grupo de ingresos. La mediana anual de donaciones por centro es de 1300 en los países de ingresos bajos, de 4400 en los países de ingresos medianos bajos y de 9300 en los de ingresos medianos altos, frente a la mediana de 25 700 en los países de ingresos altos.
Existe una diferencia importante en el grado de acceso a servicios de transfusión de sangre entre los países de ingresos bajos y los de ingresos altos. La tasa total de donación de sangre es un indicador de la disponibilidad general de sangre en un país. La tasa mediana de donación de sangre en los países de ingresos altos es de 31,5 donaciones por cada 1000 habitantes. En comparación, en los países de ingresos medianos altos la tasa es de 15,9 donaciones, en los países de ingresos medianos bajos es de 6,8 donaciones y en los de ingresos bajos es de cinco donaciones por cada 1000 habitantes.
Sesenta y dos países declaran recoger menos de 10 donaciones por cada 1000 habitantes. De estos países, 34 se encuentran en la Región de África de la OMS, cuatro en la Región de las Américas, seis en la Región del Mediterráneo Oriental, tres en la Región de Europa, seis en la Región de Asia Sudoriental y nueve en la Región del Pacífico Occidental. Todos ellos son países de ingresos bajos o medianos.
Donantes de sangre
Edad y sexo de los donantes de sangre
De acuerdo con los datos sobre el sexo de los donantes de sangre, las mujeres efectúan el 33% de las donaciones, si bien este porcentaje es muy variable. En 14 de los 111 países que aportaron datos, las mujeres efectúan menos del 10% de las donaciones.
El perfil de edad de los donantes de sangre muestra que, en los países de ingresos bajos y medios hay, proporcionalmente, más personas jóvenes que donan sangre que en los países de altos ingresos. La información demográfica sobre los donantes de sangre es importante para diseñar los programas de selección y hacer un seguimiento de los donantes.
Tipos de donantes de sangre
Hay tres tipos de donantes de sangre:
donantes voluntarios no remunerados;
familiares o allegados, y
donantes remunerados.
Una base estable de donantes voluntarios no remunerados que donan sangre con regularidad permite garantizar un suministro fiable y suficiente de sangre no contaminada. Este es el grupo de donantes más seguro, puesto que son los que tiene la prevalencia más baja de infecciones transmisibles por la sangre. La Resolución WHA63.12 de la Asamblea Mundial de la Salud insta a todos los Estados Miembros a elaborar sistemas nacionales de transfusiones basados en donantes voluntarios no remunerados y a trabajar para alcanzar la autosuficiencia en el suministro.
Los datos notificados a la OMS muestran aumentos considerables de las donaciones de sangre voluntarias no remuneradas en los países de ingresos bajos y medianos:
Entre 2013 y 2018 se ha notificado en 156 países un aumento de 7,8 millones en las unidades recogidas de donantes voluntarios no remunerados. El aumento más pronunciado de las donaciones voluntarias no remuneradas se ha registrado en la Región de las Américas (25%) y África (23%). El aumento más acusado en cifras absolutas se notificó en la Región del Pacífico Occidental (2,67 millones de donaciones), seguida de la Región de las Américas (2,66 millones de donaciones) y Asia Sudoriental (2,37 millones).
Setenta y nueve países recogen más del 90% de su suministro de sangre en donaciones voluntarias no remuneradas (38 países de ingresos altos, 33 países de ingresos medianos y ocho países de ingresos bajos). De ellos, 62 países obtienen el 100% de su suministro (o más del 99%) de donantes voluntarios no remunerados.
En 56 países, más del 50% del suministro de sangre sigue dependiendo de las donaciones de familiares o allegados y de donantes remunerados (nueve países de ingresos altos, 37 de ingresos medianos y 10 de ingresos bajos).
Dieciséis países declaran haber recogido donaciones remuneradas en 2018, con un total de cerca de 276 000 donaciones.
Análisis de la sangre
La OMS recomienda que toda la sangre donada sea analizada para la detección de infecciones antes de su uso. La sangre debe ser sometida obligatoriamente a pruebas de detección del VIH, de los virus de las hepatitis B y C, y de la sífilis. Los análisis deben realizarse de acuerdo con los requisitos del sistema de calidad. Doce de los países que aportaron datos no pueden analizar la presencia de una o más de estas infecciones en toda la sangre donada.
El 99,8% de la sangre donada en los países de ingresos altos y el 99,9% en los países de ingresos medianos altos se analiza de acuerdo con los procedimientos básicos de calidad, en comparación con el 82% en los de ingresos medianos bajos y el 80,3% en los de ingresos bajos. La prevalencia de infecciones transmisibles por transfusión en la sangre donada en los países de ingresos altos es muy inferior a la de los países de ingresos bajos y medianos (cuadro 1).
Cuadro 1. Prevalencia de las infecciones transmisibles por transfusión en la sangre donada (mediana y rango intercuartil), por grupos de ingresos
VIH VHB VHC Sífilis
0,001% 0,01% 0,06% 0,01%
Países de ingresos altos
(0 – 0,01%) (0,003% – 0,13%)
(0,002% – 0,05%)
(0,002% –0,11%)
Países de ingresos medianos altos 0,10% 0,29% 0,18% 0,34%
(0,03% – 0,23%)
(0,13% – 0,62 %)
(0,06% – 0,35%)
(0,11% –1,08%)
Países de ingresos medianos bajos 0,19% 1,96% 0,38% 0,69%
(0,03% – 0,77%)
(0,76% – 5,54%)
(0,03% –0,80%)
(0,16% – 1,25%)
Países de ingresos bajos 0,70% 2,81% 1,00% 0,92%
(0,33% – 1,66%)
(2,00% – 4,50%)
(0,50% – 2,23%)
(0,60% – 1,81%)
Estas diferencias reflejan la variación de la prevalencia entre las personas que cumplen las condiciones para donar sangre, el tipo de donantes (como los donantes de sangre voluntarios no remunerados de poblaciones de bajo riesgo) y la eficacia del sistema destinado a educar y seleccionar a los donantes.
Tratamiento de la sangre
La sangre recogida en bolsas con anticoagulante se puede almacenar y transfundir a pacientes sin someterla a ninguna modificación, lo que constituiría una transfusión de sangre completa. Sin embargo, se puede utilizar la sangre de manera más eficaz si se separa en sus componentes, tales como los concentrados de eritrocitos o de plaquetas, el plasma y el crioprecipitado. De este modo se pueden satisfacer las necesidades de varios pacientes.
La capacidad de transfundir a los pacientes los diferentes componentes sanguíneos que necesitan todavía es limitada en los países de ingresos bajos: en estos países, el 37% de la sangre recogida se separa en sus componentes, en los países de ingresos medianos bajos ese porcentaje es del 69%, en los de ingresos medianos altos es del 95% y en los de ingresos altos es del 97%.
Suministro de productos medicinales derivados del plasma
En la Resolución WHA63.12 de la Asamblea Mundial de la Salud se insta a los Estados Miembros a establecer, aplicar y apoyar programas de sangre y plasma sostenibles, gestionados eficientemente y coordinados a nivel nacional, de acuerdo con la disponibilidad de recursos, con el fin de alcanzar la autosuficiencia. Es responsabilidad de cada gobierno el garantizar el suministro suficiente y equitativo de los productos medicinales derivados del plasma, como inmunoglobulinas y factores de la coagulación, necesarios para prevenir y tratar diversas afecciones graves que se dan en todas las regiones del mundo.
Solo 55 de los 171 países que aportaron datos fabrican productos medicinales derivados del plasma mediante el fraccionamiento del plasma recogido en el propio país. Un total de 90 países declararon importar todos los productos medicinales derivados del plasma, 16 países declararon que durante el periodo objeto de la notificación no utilizaron ninguno de estos productos y 10 países no respondieron a la pregunta.
Durante el año se fraccionaron cerca de 25,6 millones de litros de plasma para la obtención de derivados en los 39 países que aportaron datos. Este fraccionamiento se realizó con alrededor del 47% del plasma obtenido en todas las donaciones de sangre.
Uso clínico de la sangre
El recurso innecesario a la transfusión y las prácticas peligrosas exponen a los pacientes al riesgo de sufrir reacciones transfusionales graves e infecciones transmisibles por transfusión. Las transfusiones innecesarias también reducen la disponibilidad de productos sanguíneos para los pacientes que los necesitan.
La OMS recomienda utilizar mecanismos, como comités de transfusión y hemovigilancia en los hospitales, para controlar y mejorar la seguridad del proceso de transfusión. En ese sentido:
Ciento veintiocho países cuentan con directrices nacionales sobre el uso clínico adecuado de la sangre: 32 en la Región de África (74% de los que aportaron datos en dicha Región), 22 en las Américas (67%), 13 en el Mediterráneo Oriental (68%), 33 en Europa (80%), nueve en Asia Sudoriental (90%) y 19 en el Pacífico Occidental (76%).
El 50% de los hospitales donde se realizan transfusiones cuentan con comités de transfusiones: el 65% en los hospitales de los países de ingresos altos, el 35% en los países de ingresos medianos altos, el 31% en los países de ingresos medianos bajos y el 25% en los países de ingresos bajos.
Cuentan con sistemas de notificación de efectos adversos relacionados con las transfusiones el 57% de los hospitales donde se realizan transfusiones: el 76% de los hospitales en los países de ingresos altos, el 35% en los países de ingresos medianos altos, el 22% en los países de ingresos medianos bajos y el 18% en los países de ingresos bajos,
El 49% de los países que aportaron datos cuentan con sistemas de hemovigilancia. El mayor porcentaje de países con estos sistemas se encuentra en la Región de Europa (83%), seguida del Pacífico Occidental (48%), el Mediterráneo Oriental (47%), África (40%), Asia Sudoriental (40%) y las Américas (21%).
Transfusiones de sangre
La distribución por edades de los pacientes transfundidos varía considerablemente en función del país. Por ejemplo, el grupo de pacientes transfundidos con mayor frecuencia en los países de ingresos altos son los mayores de 60 años, con hasta un 75% del total de las transfusiones. En los países de ingresos bajos hasta un 54% de las transfusiones se realizan en menores de 5 años.
En los países de ingresos altos, la transfusión es una intervención que se realiza habitualmente en cirugía cardiovascular, cirugía de trasplantes, traumatismos masivos y el tratamiento de tumores malignos sólidos y neoplasias sanguíneas. En los países de ingresos bajos y medios, se utiliza más a menudo en casos de complicaciones gestacionales y de anemia infantil grave.
Respuesta de la OMS
El riesgo de transmisión de infecciones graves (como las causadas por el VIH y los virus de la hepatitis) debido al uso de sangre no segura y a la escasez crónica de sangre ha hecho que el mundo entero repare en la importancia de la disponibilidad y la seguridad de la sangre. Con el fin de garantizar el acceso universal a sangre y hemoderivados seguros, la OMS ha promovido iniciativas destinadas a mejorar la disponibilidad y la seguridad de la sangre, y recomienda la adopción de la siguiente estrategia integrada:
Establecimiento de un sistema nacional de sangre, con servicios de transfusión bien organizados y coordinados, políticas nacionales sobre sangre eficaces, éticas, basadas en pruebas y disposiciones legislativas y reglamentaciones oportunas; ese sistema debe permitir disponer de suministros de sangre y hemoderivados en cantidades suficientes para responder a tiempo a las necesidades de los pacientes.
Recogida de sangre, plasma y otros hemoderivados de donantes de poblaciones de bajo riesgo, habituales, voluntarios y no remunerados, mediante la mejora de los sistemas de donación y una gestión eficaz de los donantes, que incluya actividades de asistencia y asesoramiento.
Cribado de calidad garantizada de toda la sangre donada para detectar infecciones transmisibles por transfusión, como VIH, hepatitis B y C y sífilis; realización de pruebas de confirmación de los resultados de todos los donantes que hayan dado positivo para los marcadores de la infección; determinación del grupo sanguíneo y pruebas de compatibilidad, y establecimiento de sistemas para tratar la sangre y obtener hemoderivados (hemoderivados para transfusión y productos medicinales derivados del plasma), según proceda, para responder a las necesidades de atención de salud.
Utilización racional de la sangre y los hemoderivados para reducir el número de transfusiones innecesarias y minimizar los riesgos relacionados con la transfusión; empleo de soluciones distintas de la transfusión, siempre que sea posible, y adopción de prácticas clínicas de transfusión seguras e idóneas, incluidas las relativas a la gestión de la sangre del paciente.
Aplicación gradual de sistemas de calidad eficaces, que abarquen los siguientes elementos: gestión de la calidad, normas, buenas prácticas de fabricación, documentación, capacitación de todo el personal y evaluación de la calidad.
La OMS presta apoyo a los países en la elaboración de sistemas nacionales de transfusiones para garantizar el acceso rápido a suministros seguros y suficientes de sangre y hemoderivados, y para establecer prácticas correctas de transfusión que permitan satisfacer las necesidades de los pacientes. La Organización proporciona orientaciones normativas y asistencia técnica a los países para garantizar el acceso universal a sangre y hemoderivados seguros y para promover un suministro autosuficiente de esos productos mediante donaciones voluntarias no remuneradoa y avanzar hacia la cobertura sanitaria universal.
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