La esterilidad o infertilidad es un trastorno del aparato reproductor (masculino o femenino) consistente en la incapacidad para lograr el embarazo después de 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección.(1)
Afecta a millones de personas en todo el mundo que se encuentran en edad de procrear y repercute en sus familias y en las comunidades. De acuerdo con las estimaciones, unos 48 millones de parejas y unos 186 millones de personas se ven afectadas por la esterilidad en todo el mundo.(2, 3, 4)
En el aparato reproductor femenino, puede deberse a diversas anomalías en los ovarios, el útero, las trompas uterinas y el sistema endocrino, entre otras.
En el aparato reproductor masculino, las causas más frecuentes de esterilidad son los problemas para eyacular semen (1), la ausencia o las bajas concentraciones de espermatozoides y anomalías en la morfología (la forma) o la movilidad de los espermatozoides.
La esterilidad puede ser primaria o secundaria. Se habla de esterilidad primaria cuando nunca se ha logrado el embarazo y de esterilidad secundaria cuando se ha conseguido anteriormente al menos un embarazo.
La atención a la esterilidad abarca su prevención, su diagnóstico y su tratamiento. La mayoría de los países, sobre todo los de ingresos medianos y bajos, todavía no logran garantizar el acceso igual y equitativo a estos servicios, que raramente se considera prioritarios en los programas nacionales de atención sanitaria universal.
¿Cuáles son las causas de la esterilidad?
Hay varios factores que afectan a los aparatos reproductores masculino o femenino que pueden causar esterilidad. Sin embargo, a veces no es posible explicar las causas.
En el aparato reproductor femenino, la esterilidad puede deberse a:
trastornos de las trompas uterinas; por ejemplo, pueden estar obstruidas, lo cual puede ser consecuencia de infecciones de transmisión sexual no tratadas o de complicaciones de un aborto peligroso, una septicemia puerperal o una intervención quirúrgica abdominal o pélvica;
un trastorno uterino de origen inflamatorio (como la endometriosis), congénito (como un útero tabicado) o benigno (como un fibroma);
un trastorno ovárico, como la poliquistosis ovárica y otros trastornos foliculares;
trastornos del sistema endocrino que alteran los niveles de hormonas reproductivas, como los que afectan al hipotálamo y la hipófisis, que pertenecen a este sistema. El cáncer de hipófisis y el hipopituitarismo son ejemplos de trastornos comunes que afectan al sistema endocrino.
La importancia relativa de estas causas de esterilidad femenina puede variar de un país a otro, por ejemplo debido a diferencias en la prevalencia de las infecciones de transmisión sexual o porque los grupos poblacionales estudiados son de edades distintas.4
En el aparato reproductor masculino, la esterilidad puede deberse a:
una obstrucción del aparato reproductor que causa una disfunción en la emisión de semen. Esas obstrucciones pueden producirse en los conductos que transportan el semen (como los conductos eyaculadores y las vesículas seminales). Por lo general, se deben a lesiones o infecciones del aparato genital;
trastornos hormonales que causan desequilibrios en las concentraciones de las hormonas secretadas por la hipófisis, el hipotálamo o los testículos. Las hormonas como la testosterona regulan la producción de espermatozoides. Los cánceres de la hipófisis o de los testículos son ejemplos de enfermedades que conducen a un desequilibrio hormonal;
insuficiencia testicular (falta de producción de espermatozoides) debida, por ejemplo, a un varicocele o un tratamiento farmacológico (como la quimioterapia) que altere las células productoras de espermatozoides;
deficiencias en la función o la calidad del esperma. Las enfermedades o las situaciones que alteran la forma o la movilidad de los espermatozoides afectan negativamente a la fertilidad. Por ejemplo, el uso de esteroides anabolizantes puede alterar parámetros del esperma, como su recuento y su forma.5
Los factores ambientales y ligados al régimen de vida, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la obesidad, pueden afectar a la fertilidad. Además, la exposición a contaminantes y toxinas del entorno puede tener un efecto tóxico directo en el número y la calidad de los óvulos y los espermatozoides que puede causar esterilidad.5, 6
¿Por qué es importante ofrecer servicios contra la esterilidad?
Todo ser humano tiene derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud física y psíquica. Las personas y las parejas tienen derecho a decidir el número de hijos que desean tener, en qué momento hacerlo y el intervalo de tiempo entre los nacimientos. Sin embargo, la esterilidad puede impedir que se satisfagan de estos derechos humanos básicos. Por esta razón, los servicios para solucionar los problemas de esterilidad son un elemento importante para que los individuos y las parejas puedan ejercer su derecho a fundar una familia.7
Los servicios de atención a la esterilidad y de ayuda para la fertilidad pueden beneficiar a personas muy distintas: parejas heterosexuales; parejas del mismo sexo; personas mayores; personas que no mantienen relaciones sexuales o que tienen determinados problemas de salud, como parejas serodiscordantes en relación con la positividad al VIH, o personas que han sobrevivido a un cáncer. Las inequidades y disparidades en el acceso a los servicios de ayuda a la fecundidad afectan negativamente a las personas pobres, solteras, sin instrucción o desempleadas, así como a otros grupos marginados.
Además, si se solucionan los problemas de esterilidad también se pueden atenuar las desigualdades por razón de género. Aunque la esterilidad puede afectar tanto a las mujeres como a los hombres, a menudo ocurre que se considera estériles a las primeras cuando mantienen una relación sentimental con un hombre, con independencia de si realmente lo son o no. La esterilidad tiene importantes repercusiones sociales negativas en la vida de las parejas afectadas y, en particular, en las mujeres, que con frecuencia sufren consecuencias como conductas violentas, divorcios, rechazo social, estrés emocional, depresión, ansiedad y baja autoestima.
En algunos lugares donde la sociedad valora mucho la maternidad, el temor a la esterilidad puede desalentar a las mujeres y los hombres de usar anticonceptivos si sienten la presión social de demostrar que son fértiles a una edad temprana. En esas situaciones, las intervenciones de educación y sensibilización son fundamentales para mejorar los conocimientos sobre la prevalencia y los determinantes de la fecundidad y la esterilidad.
Solución a los obstáculos
La mayoría de los países todavía no pueden garantizar la disponibilidad y la calidad de las intervenciones contra la esterilidad, ni tampoco el acceso a ellas. A menudo, el diagnóstico y el tratamiento de este problema no son prioritarios en las políticas nacionales demográficas y de desarrollo ni en las estrategias de salud reproductiva, y la salud pública no suele financiarlas. Otros obstáculos importantes, incluso en los países que se ocupan activamente de las necesidades de las personas que padecen esterilidad, son la falta de personal cualificado, la ausencia de materiales e infraestructuras necesarios y el elevado costo que actualmente tienen los medicamentos empleados.
Hace más de 30 años que se aplican técnicas de reproducción asistida, e intervenciones como la fecundación in vitro ha permitido dar a luz a más de 5 millones de niños en todo el mundo. Sin embargo, en muchas partes del mundo, sobre todo en los países de ingresos medianos y bajos, estos servicios todavía no están disponibles o no son accesibles o asequibles.
Las políticas públicas podrían mitigar las numerosas desigualdades que impiden el acceso a una atención segura y eficaz de la esterilidad. Con ese fin, las políticas sanitarias deben reconocer que a menudo se podría prevenir la esterilidad, con lo cual se reduciría la necesidad de recurrir a tratamientos caros y difícilmente accesibles. Hay intervenciones a nivel de las políticas y los programas que todos los gobiernos pueden aplicar, como integrar la sensibilización sobre la esterilidad en programas nacionales exhaustivos de educación sexual; fomentar hábitos saludables para reducir los riesgos ligados a la conducta, incluso mediante la prevención, el diagnóstico y el tratamiento temprano de las infecciones de transmisión sexual; prevenir las complicaciones de los abortos peligrosos, la septicemia en el puerperio y las intervenciones quirúrgicas abdominales y pélvicas, y reducir la presencia de toxinas en el entorno que pueden causar esterilidad.
Además, la legislación y las políticas de apoyo que regulan las técnicas de reproducción asistida y la participación de terceras personas en la procreación son fundamentales para garantizar el acceso universal sin discriminación y para proteger y promover los derechos humanos de todas las personas. Sin olvidar tampoco que, además de promulgar políticas en favor de la fecundidad, hay que velar por que se aplique y por que se mejore permanentemente la calidad de estos servicios.
Respuesta de la OMS
La OMS reconoce que la prestación de servicios de calidad en materia de planificación familiar, incluidos los de ayuda a la fertilidad, es uno de los elementos básicos de la salud reproductiva. La OMS, reconociendo la importancia y los efectos de la esterilidad en la calidad de vida y el bienestar de las personas, se ha comprometido a las siguientes medidas para hacer frente a este problema y a apoyar los servicios de atención a la esterilidad:
colaborar con asociados para realizar estudios epidemiológicos y etiológicos sobre la esterilidad a escala mundial;
entablar y facilitar un diálogo normativo con países de todo el mundo para situar la esterilidad dentro de un marco jurídico y normativo propicio;
ayudar a obtener datos sobre la prevalencia de la esterilidad para fundamentar la asignación de recursos y la prestación de servicios;
elaborar directrices sobre la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la esterilidad masculina y femenina en el marco de las normas y los criterios mundiales sobre calidad de la atención relacionada con la ayuda a la fertilidad;
revisar y modernizar continuamente otros instrumentos normativos, incluido el manual de laboratorio de la OMS para el análisis y el procesamiento de semen humano;
colaborar con los interesados pertinentes, incluidos los centros universitarios, los ministerios de salud, otras organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, agentes no estatales y otros asociados para reforzar el compromiso político, la disponibilidad y la capacidad de los sistemas de salud para prestar servicios de ayuda a la fecundidad en todo el mundo;
proporcionar a los Estados Miembros apoyo técnico a nivel nacional para establecer políticas y servicios nacionales de ayuda a la fecundidad o para aumentar su aplicación.
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