La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa potencialmente mortal causada por la bacteria Salmonella typhi, que suele transmitirse por agua o alimentos contaminados.
Según las estimaciones, cada año enferman de fiebre tifoidea entre 11 y 20 millones de personas, de las que mueren entre 128 000 y 161 000.
Los síntomas consisten en fiebre prolongada, cansancio, cefaleas, náuseas, dolor abdominal y estreñimiento o diarrea. Algunos pacientes presentan erupciones cutáneas. Los casos graves pueden complicarse seriamente y causar la muerte.
La fiebre tifoidea se trata con antibióticos, aunque la creciente resistencia a diferentes tipos de antibióticos hace que el tratamiento sea cada vez más complicado.
Desde hace muchos años se vienen utilizando dos vacunas para prevenir la fiebre tifoidea. La OMS precalificó en diciembre de 2017 una nueva vacuna conjugada que proporciona una inmunidad más prolongada.
La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa potencialmente mortal causada por la bacteria Salmonella typhi, que suele transmitirse por agua o alimentos contaminados. Una vez ingerida, S. typhi se multiplica y pasa al torrente sanguineo.
La urbanización y el cambio climático podrían incrementar la carga mundial de fiebre tifoidea. Además, la creciente resistencia a los antibióticos está facilitando su propagación entre la población de las ciudades superpobladas y en los sistemas de saneamiento y distribución de agua inadecuados o inundados.
Síntomas
S. typhi solo vive en el ser humano. Las personas con fiebre tifoidea son portadoras de la bacteria en la sangre y los intestinos. Los síntomas consisten en fiebre alta prolongada, cansancio, cefaleas, náuseas, dolor abdominal y estreñimiento o diarrea. Algunos pacientes presentan erupciones cutáneas. Los casos graves pueden complicarse seriamente y causar la muerte. La fiebre tifoidea puede confirmarse mediante análisis de sangre.
Epidemiología, factores de riesgo y carga de la enfermedad
La mejora de las condiciones de vida y la aparición de los antibióticos dio lugar a una gran reducción de la morbilidad y mortalidad de la fiebre tifoidea en los países industrializados. Sin embargo, en zonas en desarrollo de África, las Américas, Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental sigue constituyendo un problema de salud pública.
Según las estimaciones de la OMS, cada año enferman de fiebre tifoidea entre 11 y 20 millones de personas, de las que mueren entre 128 000 y 161 000.
El riesgo de fiebre tifoidea es mayor en poblaciones sin acceso a agua salubre y saneamiento adecuado. El mayor riesgo corresponde a las comunidades pobres y los grupos vulnerables, entre ellos los niños.
Tratamiento
La fiebre tifoidea se trata con antibióticos. Como ha aparecido resistencia a los antibióticos, entre ellos las fluoroquinolonas, en las regiones afectadas se están utilizando antibióticos más recientes, como las cefalosporinas y la azitromicina. Esporádicamente se ha descrito resistencia a esta última, pero todavía no es frecuente.
Los pacientes pueden seguir siendo portadores de la bacteria después de la desaparición de los síntomas, lo cual significa que pueden transmitirla a otras personas a través de las heces.
Es importante que las personas en tratamiento por fiebre tifoidea:
Tomen los antibióticos todo el tiempo que el médico hayaprescrito.
Se laven las manos con agua y jabón después de hacer sus necesidades y no preparen ni sirvan alimentos a otras personas, con lo que se reduce la probabilidad de transmisión a terceros.
Se sometan a pruebas para comprobar que no siguen siendo portadores deS.typhi.
Prevención
La fiebre tifoidea es frecuente en entornos con saneamiento deficiente y sin agua de bebida salubre. El acceso a agua salubre y saneamiento adecuado, la higiene de los manipuladores de alimentos y la vacunación son medidas eficaces para prevenir la enfermedad.
Desde hace muchos años se vienen utilizando dos vacunas para prevenir la fiebre tifoidea:
una vacuna inyectable con antígeno purificado para mayores de 2 años
una vacuna oral (en cápsulas) atenuada con organismos vivos para mayores de 5 años
Estas vacunas no proporcionan una inmunidad de larga duración y no están aprobadas para menores de 2 años.
La OMS precalificó en diciembre de 2017 una nueva vacuna conjugada que proporciona una inmunidad más prolongada y se puede utilizar en niños de más de 6 meses.
Todos los viajeros a zonas endémicas corren el riesgo de contraer la fiebre tifoidea, aunque dicho riesgo es generalmente bajo en centros turísticos y negocios con altos niveles de alojamiento, saneamiento e higiene de los alimentos. Se debe proponer la vacunación a quienes viajen a destinos donde el riesgo de fiebre tifoidea sea alto.
Las siguientes recomendaciones ayudan a garantizar la seguridad durante los viajes:
Asegurarse de que la comida está bien cocinada y sigue estando caliente cuando se sirve.
Evitar la leche sin hervir y los productos a base de leche sin hervir. Solo hay que consumir leche pasteurizada o hervida.
Evitar el hielo, a no ser que esté hecho con agua salubre.
Hervir el agua cuando se dude de su salubridad, y si no es posible, desinfectarla con desinfectantes fiables de liberación lenta, generalmente disponibles en las farmacias.
Lavarse las manos bien y frecuentemente con agua y jabón, sobre todo después del contacto con mascotas o animales de granja y después de hacer sus necesidades.
Lavar bien y, a ser posible, pelar las frutas y hortalizas, sobre todo si se van a comer crudas.
Respuesta de la OMS
En diciembre de 2017, la OMS precalificó la primera vacuna conjugada contra la fiebre tifoidea. Esta nueva vacuna ofrece una inmunidad más prolongada, requiere menos dosis y puede administrarse a niños de más de 6 meses.
Se dará prioridad a esta vacuna en los países con mayor carga de fiebre tifoidea. Ello ayudará a reducir el uso frecuente de antibióticos, que a su vez reducirá el aumento de la resistencia de S. typhi.
En octubre de 2017, el Grupo de Expertos de Asesoramiento
Estratégico (SAGE) en materia de inmunización, que asesora a la OMS, recomendó el uso sistemático de las vacunas conjugadas contra la fiebre tifoidea en niños de más de 6 meses de los países endémicos. Asimismo, pidió que se dé prioridad a la introducción de estas vacunas en los países con mayor carga de fiebre tifoidea o de resistencia de S. typhi a los antibióticos.
Poco después de la publicación de la recomendación del SAGE, la Junta de la Alianza GAVI aprobó financiar con US$ 85 millones, a partir de 2019, las vacunas conjugadas.
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