Hepatitis D

El virus de la hepatitis D (VHD) requiere la presencia del virus de la hepatitis B (VHB) para replicarse. 
El VHD afecta en el ámbito mundial a casi el 5% de las personas con infección crónica por el VHB.
La infección por el VHD ocurre cuando las personas se infectan simultáneamente por el VHB y el VHD (coinfección) o contraen la hepatitis D después de haberse infectado por el VHB (sobreinfección).
Entre los grupos de población con más probabilidades de presentar coinfección por el VHB y el VHD se incluyen las poblaciones indígenas, las personas que se someten a hemodiálisis y los consumidores de drogas inyectables.
El número mundial de infectados por el VHD ha disminuido desde los años 80. Esta tendencia se debe sobre todo a los satisfactorios resultados obtenidos por el programa mundial de vacunación contra el VHB.
La infección simultánea por el VHB y el VHD se considera la forma más grave de hepatitis vírica crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular y la muerte por causas hepáticas.
La infección por el VHD puede prevenirse mediante vacunación contra la hepatitis B, pero las tasas de éxito terapéutico son  bajas.
La hepatitis D es una inflamación del hígado causada por el VHD que requiere la presencia del VHB para replicarse. La infección por el VHD no es posible en ausencia del VHB. La coinfección por ambos virus se considera la forma más grave de hepatitis vírica crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular y la muerte por causas hepáticas.

La única forma de prevenir la infección por el VHD es la vacunación contra la hepatitis B.

Distribución geográfica
En un estudio realizado en colaboración con la OMS y publicado en el Journal of Hepatology en 2020, se estimó que el virus de la hepatitis D (VHD) afecta en el ámbito mundial a casi el 5% de las personas con infección crónica por el virus de la hepatitis B (VHB) y que la coinfección por el VHD podría explicar uno de cada cinco casos de hepatopatía y cáncer hepático en las personas con infección por el VHB. En el estudio se han detectado algunas zonas geográficas con prevalencia alta de la infección por el VHD, como Mongolia, la República de Moldova y algunos países de África central y occidental.

Transmisión
Las vías de transmisión del VHD son similares a las del VHB, es decir, la transmisión se produce por contacto percutáneo con sangre o productos sanguíneos infectados. La transmisión vertical es posible, pero rara. La vacunación contra el VHB previene la coinfección por el VHD, por lo que la expansión de los programas de vacunación infantil contra el VHB ha dado lugar a una reducción de la incidencia de la hepatitis D en todo el mundo.

Síntomas
Hepatitis aguda: la infección simultánea por el VHB y el VHD puede producir hepatitis de leve a grave, o incluso fulminante, pero la recuperación suele ser total y la hepatitis D crónica es rara (menos del 5% de los casos de hepatitis aguda).

Sobreinfección: el VHD puede infectar a personas que ya padecen infección crónica por el VHB. Esta sobreinfección por el VHD en casos de hepatitis B crónica acelera la progresión hacia formas más graves de la enfermedad en el 70%-90% de los casos y en pacientes de todas las edades. La sobreinfección por el VHD acelera la progresión hacia la cirrosis, que aparece casi 10 años antes que en los casos de infección únicamente por el VHB. Los pacientes con cirrosis causada por el VHD corren un mayor riesgo de desarrollar un carcinoma hepatocelular (CHC). Está por esclarecer el mecanismo a través del cual el VHD agrava la hepatitis y acelera la progresión de la fibrosis en comparación con la infección únicamente por el VHB.

¿Quiénes corren riesgo?
Los portadores crónicos del VHB corren riesgo de sufrir infección por el VHD.

Las personas que no son inmunes al VHB (sea por enfermedad natural o por vacunación) corren el riesgo de infección por este virus, con el consiguiente riesgo de infección por el VHD.

Entre las personas con más probabilidades de presentar coinfección por el VHB y el VHD se incluyen las poblaciones indígenas, las personas infectadas por el VIH y los consumidores de drogas inyectables.

El riesgo de coinfección también parece ser más alto en las personas que se someten a hemodiálisis, los hombres que tienen relaciones homosexuales y los profesionales del sexo.

La migración de países con una alta prevalencia de infección por el VHD a zonas con menor prevalencia podría influir en la epidemiología de la enfermedad en los países de destino.

Pruebas y diagnóstico
La infección por el VHD se diagnostica por la presencia de niveles elevados de inmunoglobulinas G (IgG) e inmunoglobulinas M (IgM) anti-VHD, y se confirma por la detección de ARN del virus en el suero.

Sin embargo, la disponibilidad de las pruebas de diagnóstico del VHD es reducida, y las pruebas de detección del ARN del VHD, que también se utilizan para evaluar la respuesta al tratamiento antivírico, no están normalizadas.

La cuantificación del HBsAg es útil para determinar la respuesta al tratamiento en caso de que no se disponga de pruebas para cuantificar el ARN del VHD. La reducción de los niveles del HBsAg suele anunciar la pérdida de este antígeno de superficie y la eliminación del VHD, aunque la pérdida del antígeno de superficie es rara con el tratamiento.

Tratamiento
En las directrices actuales suele recomendarse el tratamiento con interferón alfa pegilado durante un mínimo de 48 semanas, independientemente de la respuesta observada durante el tratamiento. Si bien la tasa global de respuesta virológica sostenida es baja, este tratamiento es un factor independiente asociado a una menor probabilidad de evolución de la enfermedad. Sin embargo, el tratamiento con interferón se asocia a importantes efectos secundarios y está contraindicado en pacientes con cirrosis descompensada, patologías psiquiátricas activas y enfermedades autoinmunes.

Es necesario intensificar los esfuerzos para reducir la carga mundial de la hepatitis B crónica y desarrollar medicamentos contra la hepatitis D que sean seguros y eficaces y suficientemente asequibles para utilizarlos a gran escala en las personas que más los necesitan.

Prevención
La prevención y el control de la infección por el VHD se basan en la prevención de la transmisión del VHB mediante la vacunación contra este virus, la seguridad de la sangre y de las inyecciones, y los servicios de reducción de daños. La vacunación contra la hepatitis B no protege contra el VHD a quienes ya están infectados por el VHB.

Respuesta de la OMS
En mayo de 2016, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó la primera Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas para 2016-2021. En la estrategia, cuyas metas están alineadas con las de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, se destaca el papel fundamental de la cobertura sanitaria universal. El objetivo último de la estrategia es eliminar las hepatitis víricas como problema de salud pública, para lo cual se fijan las metas mundiales de reducir las nuevas infecciones por virus de la hepatitis en un 90% y la mortalidad por las enfermedades que causan en un 65% para 2030. Asimismo, en la estrategia se definen las medidas que han de adoptar los países y la Secretaría de la OMS para alcanzar estas metas.

Si bien la OMS no tiene recomendaciones específicas con respecto a la hepatitis D, la prevención de la transmisión del VHB mediante la vacunación contra la hepatitis B, en particular la dosis administrada oportunamente al nacer, el tratamiento profiláctico adicional con antivíricos para las mujeres embarazadas que cumplen las condiciones, la seguridad de la sangre, las prácticas de inyección seguras en los entornos de atención de salud y los servicios de reducción de daños mediante el suministro de jeringuillas y agujas estériles son métodos eficaces para prevenir la transmisión del VHD. La OMS presta apoyo a los Estados Miembros para que amplíen a escala estas medidas de prevención que cuentan con aval científico.

Además, la OMS trabaja en las esferas siguientes para ayudar a los países a avanzar hacia el logro de los objetivos mundiales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible referidos a las hepatitis:

sensibilización, promoción de alianzas y movilización de recursos;
formulación de políticas con fundamento científico y recogida de datos prácticos para la actuación;
incremento de las equidades en materia de salud dentro de la respuesta a las hepatitis;
prevención de la transmisión; y
aumento de la detección sistemática, la asistencia y el tratamiento.
Para el Día Mundial contra la Hepatitis 2021, la OMS se centra en el lema «La hepatitis no puede esperar» a fin de destacar la urgencia que reviste la eliminación de la hepatitis para el logro de las metas fijadas para 2030 a este respecto. Los principales mensajes guardan relación con las estimaciones recientes de la carga de morbilidad y mortalidad de las hepatitis víricas a escala mundial y regional y con mensajes prioritarios para la validación de la eliminación de la hepatitis como amenaza de salud pública de aquí a 2030.