Intoxicación por plomo

El plomo es una sustancia tóxica que se va acumulando en el organismo afectando a diversos sistemas del organismo, con efectos especialmente dañinos en los niños de corta edad.
El plomo se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos. Se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo. La exposición humana se suele evaluar midiendo la concentración de plomo en sangre.
El plomo presente en los huesos es liberado hacia la sangre durante el embarazo y se convierte en una fuente de exposición para el feto.
No existe un nivel de exposición al plomo por debajo del cual se puede afirmar que no se sufrirán efectos perjudiciales.
La exposición al plomo es prevenible.
https://news.un.org/es/story/2021/08/1496062
Panorama general
 

El plomo es un metal tóxico presente de forma natural en la corteza terrestre. Su uso generalizado ha dado lugar a una importante contaminación ambiental, a la exposición humana y a graves problemas de salud pública en muchas partes del mundo.

Entre las principales fuentes de contaminación ambiental destacan la explotación minera, la metalurgia, las actividades de fabricación y reciclaje y, en algunos países, el uso persistente de pinturas y de combustible para la aviación con plomo. Más de tres cuartes partes del consumo mundial de plomo corresponden a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor. Sin embargo, este metal también se utiliza en muchos otros productos, como pigmentos, pinturas, soldaduras, vidrieras, vajillas de cristal, municiones, esmaltes cerámicos, joyas, juguetes y algunos productos cosméticos y medicamentos tradicionales. También puede contener plomo el agua potable canalizada a través de tuberías de plomo o soldadas con este metal. En la actualidad, gran parte del plomo comercializado mundialmente procede del reciclaje.

 

Los niños pequeños son especialmente vulnerables a los efectos tóxicos del plomo, que puede tener consecuencias graves y permanentes en su salud y afectar en particular al desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. El plomo también causa daños duraderos en los adultos, por ejemplo aumentando el riesgo de hipertensión arterial y de lesiones renales. En las embarazadas, la exposición a concentraciones elevadas de plomo puede ser causa de aborto natural, muerte fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer.

 

Fuentes y vías de exposición
 

Las personas pueden verse expuestas al plomo en su lugar de trabajo o en su entorno, principalmente a través de:

la inhalación de partículas de plomo generadas por la combustión de materiales que contienen este metal (por ejemplo, durante actividades de fundición, reciclaje o decapado de pintura con plomo, o al utilizar combustible para la aviación con plomo); y
la ingestión de polvo, agua o alimentos contaminados con plomo (por ejemplo, agua canalizada a través de tuberías de plomo o alimentos envasados en recipientes con esmalte de plomo o soldados con este metal).
Otra posible fuente de exposición al plomo es el uso de ciertos tipos de medicamentos tradicionales y productos cosméticos. Por ejemplo, se han encontrado niveles elevados de este producto en determinados tipos de kohl y en algunos medicamentos tradicionales utilizados en países como la India, México y Viet Nam. Por consiguiente, los consumidores deben preocuparse de comprar y utilizar solamente productos regulados. 

Los niños pequeños son particularmente vulnerables a la intoxicación por plomo porque, según la fuente de contaminación de que se trate, llegan a absorber una cantidad de plomo entre cuatro y cinco veces mayor que los adultos. Asimismo, su curiosidad innata y la costumbre, propia de su edad, de llevarse cosas a la boca los hacen más propensos a chupar y tragar objetos que contienen plomo o que están recubiertos de este metal (por ejemplo, tierra o polvo contaminados o escamas de pintura con plomo). Esta vía de exposición es aún mayor en los niños con un trastorno psicológico denominado pica (ansia persistente y compulsiva de ingerir sustancias no comestibles), quienes pueden arrancar y tragar escamas de pintura con plomo de las paredes, los marcos de las puertas o los muebles. En Nigeria, el Senegal y otros países, la exposición a tierra y polvo contaminados por plomo debido al reciclaje de baterías y a actividades mineras ha provocado intoxicaciones masivas por plomo y numerosas muertes en niños pequeños.

Una vez dentro del cuerpo, el plomo se distribuye hasta alcanzar órganos como el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos, y se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo. El plomo almacenado en los huesos puede volver a circular por la sangre durante el embarazo, con el consiguiente riesgo para el feto. Los niños con desnutrición son más vulnerables al plomo porque sus organismos absorben mayores cantidades de este metal en caso de carencia de otros nutrientes, como el calcio o el hierro. Los niños que corren un mayor riesgo son los de muy corta edad (incluidos los fetos en gestación) y los que viven en medios económicamente desfavorecidos.

Efectos en la salud de los niños
La exposición al plomo tiene graves consecuencias para la salud de los niños. Si el grado de exposición es elevado, el plomo ataca el cerebro y el sistema nervioso central, lo provoca coma, convulsiones e incluso la muerte. Los niños que sobreviven a una intoxicación grave por plomo pueden padecer secuelas, como discapacidad intelectual o trastornos del comportamiento. Se ha comprobado además que, en niveles de exposición más bajos que no provocan síntomas evidentes, el plomo provoca daños muy diversos en múltiples sistemas del organismo humano. En los niños puede afectar, en particular, al desarrollo del cerebro, lo que a su vez entraña una reducción del cociente intelectual, cambios de comportamiento —por ejemplo, disminución de la capacidad de concentración y aumento de las conductas antisociales— y un menor rendimiento escolar. La exposición al plomo también causa anemia, hipertensión, disfunción renal, inmunotoxicidad y toxicidad en los órganos reproductores. Se cree que los efectos neurológicos y conductuales asociados al plomo son irreversibles.

No existe un nivel de concentración de plomo en sangre que pueda considerase exento de riesgo. Incluso una concentración sanguínea de tan solo 5 µg/dl puede afectar a la inteligencia de los niños y causar problemas de comportamiento y dificultades de aprendizaje. Cuanto mayor es el nivel de exposición, más aumentan la diversidad y la gravedad de los síntomas y efectos asociados.

Es alentador comprobar que la eliminación gradual de la gasolina con plomo en la mayoría de los países, sumada a otras medidas de control del plomo, ha permitido reducir significativamente los niveles de plomo en la sangre de las personas. A fecha de julio de 2021, el combustible con plomo para coches y camiones ya no se vende en ningún lugar del mundo (1). No obstante, hay que hacer más para eliminar de forma progresiva las pinturas con plomo, ya que, hasta el momento, solo el 41% de los países ha introducido medidas normativas de cumplimiento obligatorio a este respecto (2).

Carga de morbilidad
El Instituto de Sanimetría y Evaluación Sanitaria estimó que, en 2019, la exposición al plomo causó 900 000 defunciones y la pérdida de 21,7 millones de años de vida sana (años de vida ajustados en función de la discapacidad, o AVAD) en todo el mundo debido a sus efectos a largo plazo en la salud. La mayor carga corresponde a los países de ingresos bajos y medianos. Además, el Instituto estimó que, en 2019, la exposición al plomo ocasionó el 62,5% de la carga mundial de insuficiencia del desarrollo intelectual sin causa evidente, así como el 8,2% de la carga mundial de la cardiopatía hipertensiva, el 7,2% de la carga mundial de la cardiopatía isquémica y el 5,65% de la carga mundial de accidentes cerebrovasculares (3).

Respuesta de la OMS
La OMS ha identificado el plomo como uno de las 10 productos químicos que suscitan una mayor preocupación para la salud pública y que requieren la intervención de los Estados Miembros para proteger la salud de los trabajadores, los niños y las mujeres en edad reproductiva.

La Organización también ha elaborado una serie de directrices sobre el manejo clínico de la intoxicación por plomo y está preparando directrices sobre la prevención de la exposición al plomo, que ofrecerán a los responsables de la formulación de políticas, las autoridades de salud pública y los profesionales de la salud orientaciones basadas en la evidencia sobre las medidas que pueden adoptar para proteger la salud de los niños y los adultos frente a la exposición al plomo.

En vista de que la pintura con plomo sigue constituyendo una fuente de exposición en numerosos países, la OMS ha unido fuerzas con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente con el fin de crear la Alianza Mundial para Eliminar el Uso del Plomo en la Pintura. Además, la OMS es uno de los asociados en un proyecto que, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, tiene como finalidad ayudar a al menos 40 países a promulgar medidas jurídicamente vinculantes de control de las pinturas con plomo (4). La eliminación de las pinturas con plomo para 2020 es una de las medidas prioritarias para los gobiernos establecidas en la Hoja de Ruta de la OMS para Fortalecer la Participación del Sector de la Salud en el Enfoque Estratégico de la Gestión Internacional de los Productos Químicos de cara al objetivo fijado para 2020 y años posteriores.