- Hay tres formas principales de leishmaniasis: la visceral (también conocida como kala-azar, que es la forma más grave de la enfermedad), la cutánea (la más común) y la mucocutánea.
- El patógeno de la leishmaniasis es un protozoo parásito del género Leishmania, que se transmite a través de la picadura de flebótomos infectados.
- La enfermedad, que afecta a las poblaciones más pobres del planeta, está asociada a la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario y la falta de recursos.
- La leishmaniasis también está vinculada a los cambios en el entorno, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización.
- Se calcula que cada año hay entre 700 000 y 1 millón de nuevos casos.
- Solo una pequeña parte de las personas infectadas por Leishmania acaban padeciendo la enfermedad.
La leishmaniasis (o leishmaniosis) es causada por más de 20 especies del género Leishmania, un protozoo parásito. Se conocen más de 90 especies de flebótomos transmisores de este parásito. La enfermedad se presenta en tres formas principales:
- Leishmaniasis visceral (también denominada kala-azar): si no se trata, es mortal en más del 95% de los casos. Se caracteriza por episodios irregulares de fiebre, pérdida de peso, hepatoesplenomegalia y anemia. La mayoría de los casos se registran en Brasil, África oriental y la India. Se calcula que anualmente se producen en todo el mundo entre 50 000 y 90 000 nuevos casos, de los que solo entre el 25% y el 45% se notifican a la OMS. Sigue siendo una de las principales enfermedades parasitarias con capacidad de generar brotes y muertes. En 2020, más del 90% de los nuevos casos notificados a la OMS se produjeron en 10 países: Brasil, China, Eritrea, Etiopía, India, Kenya, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Yemen.
- Leishmaniasis cutánea: es la forma más frecuente y produce, en las zonas expuestas del cuerpo, lesiones cutáneas, sobre todo ulcerosas, que dejan cicatrices de por vida y causan discapacidad grave. Aproximadamente el 95% de los casos se producen en las Américas, la cuenca del Mediterráneo, Oriente Medio y Asia Central. En 2020, más del 85% de los nuevos casos aparecieron en 10 países: Afganistán, Argelia, Brasil, Colombia, Iraq, Libia, Pakistán, Perú, República Árabe Siria y Túnez. Se calcula que cada año hay en el mundo entre 600 000 y 1 millón de nuevos casos.
- Leishmaniasis mucocutánea: conduce a la destrucción parcial o completa de las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta. Más del 90% de los casos se dan en el Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Etiopía y Perú.
Transmisión
Las leishmanias se transmiten por la picadura de flebótomos hembra infectados, que necesitan ingerir sangre para producir huevos. La epidemiología de la leishmaniasis depende de las características de las especies del parásito y de los flebótomos, de las características ecológicas de los lugares donde se transmite, de la exposición previa y actual de la población humana al parásito y del comportamiento humano. Hay unas 70 especies animales, entre ellas el ser humano, que son reservorios naturales de Leishmania.
Características según la región de la OMS
Región de África
Las formas visceral, cutánea y mucocutánea de la leishmaniasis son endémicas en Argelia y muy endémicas en los países de África oriental, donde los brotes de leishmaniasis visceral son habituales.
Región de las Américas
La epidemiología de la leishmaniasis cutánea en las Américas es muy compleja, pues se observan variaciones en los ciclos de transmisión, los reservorios, los flebótomos vectores, las manifestaciones clínicas y la respuesta al tratamiento. Además, hay varias especies de Leishmania en la misma zona geográfica. En 2020, el Brasil concentró el 97% de los casos de leishmaniasis visceral de la región.
Región del Mediterráneo Oriental
En esta región se concentra el 80% de los casos de leishmaniasis cutánea del mundo. Esta forma de leishmaniasis es muy endémica en el Iraq, Somalia, el Sudán y el Yemen.
Región de Europa
Las leishmaniasis cutánea y visceral son endémicas en esta región. En 2020 se notificaron 199 casos, importados principalmente de África y las Américas.
Región de Asia Sudoriental
La leishmaniasis visceral es la principal forma de la enfermedad en esta región, donde la forma cutánea es también endémica. Es la única región donde hay una iniciativa para eliminar la leishmaniasis visceral como problema de salud pública en 2020. En ese año, hubo 2295 casos en esta región, el número más bajo del que se tiene constancia. La región está preparada para alcanzar ese objetivo, y los países se proponen que la OMS valide la eliminación de aquí a 2023.
Leishmaniasis dérmica poskala-azar
La leishmaniasis dérmica poskala-azar es una secuela de la leishmaniasis visceral. Se caracteriza por una erupción macular, papular o nodular localizada habitualmente en la cara, los brazos, el tronco y otras partes del cuerpo. Esta forma se encuentra principalmente en África oriental y el subcontinente indio, donde entre el 5% y el 10% de los pacientes con kala‑azar manifiestan la enfermedad. Suele aparecer entre seis meses y un año o varios años después de la curación aparente del kala-azar, aunque también puede hacerlo antes. Se considera que las personas afectadas por la leishmaniasis dérmica poskala-azar son una fuente potencial de infección por Leishmania.
Coinfección por Leishmania y VIH
Las personas coinfectadas por Leishmania y VIH tienen una probabilidad elevada de padecer la forma florida de la enfermedad y elevadas tasas de recidiva y mortalidad. El tratamiento antirretrovírico reduce la progresión de la enfermedad, retrasa las recidivas y aumenta la supervivencia de los pacientes coinfectados. En 2021, esta coinfección se notificó en 45 países. Se han descrito tasas elevadas de coinfección por Leishmania y VIH en Brasil, Etiopía y el estado indio de Bihar.
Principales factores de riesgo
Condiciones socioeconómicas
La pobreza aumenta el riesgo de leishmaniasis. Las malas condiciones de vivienda y las deficiencias de saneamiento de los hogares (por ejemplo, la ausencia de sistemas de gestión de residuos o el alcantarillado a cielo abierto) pueden promover la cría y el reposo de los flebótomos y aumentar su acceso a la población humana. Los flebótomos se ven atraídos por el hacinamiento, ya que constituye una buena fuente de ingesta de sangre. Además, es probable que algunas pautas de comportamiento humano, como dormir a la intemperie o en el suelo, aumenten también el riesgo.
Malnutrición
Las dietas bajas en proteínas-contenido calórico, hierro, vitamina A y zinc aumentan el riesgo de que la infección progrese hacia la enfermedad franca.
Movilidad de la población
Las epidemias de las formas cutánea y visceral a menudo se asocian con la migración y el desplazamiento de personas no inmunizadas a zonas donde ya existen ciclos de transmisión. Otros factores de riesgo que siguen siendo importantes son la exposición en el trabajo y el aumento de la deforestación.
Cambios ambientales
Los cambios ambientales que pueden influir en la incidencia de la leishmaniasis son, entre otros, la urbanización y la incursión del ser humano en las zonas boscosas.
Cambio climático
La leishmaniasis es sensible a las condiciones climáticas, dado que el clima afecta en varios aspectos a su epidemiología:
- los cambios de temperatura, precipitaciones y humedad pueden afectar considerablemente a los vectores y los reservorios animales, al alterar su distribución e influir en las tasas de supervivencia y el tamaño de la población;
- las pequeñas fluctuaciones en la temperatura pueden tener un efecto acusado en el ciclo de desarrollo de los promastigotes de Leishmania en los flebótomos, y permitir que el parásito se transmita en zonas donde la enfermedad no era previamente endémica;
- las sequías, las hambrunas y las inundaciones que se producen como consecuencia del cambio climático pueden llevar a desplazamientos masivos y la migración de personas hacia zonas de transmisión de la leishmaniasis, y la desnutrición puede debilitar la inmunidad de las poblaciones afectadas.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la leishmaniasis visceral se efectúa mediante la combinación de un examen clínico con pruebas parasitológicas o serológicas (pruebas de diagnóstico rápido y otras). Las pruebas serológicas tienen un valor limitado en las leishmaniasis cutánea y mucocutánea. El diagnóstico se confirma cuando los análisis parasitológicos corroboran las manifestaciones clínicas.
El tratamiento de la leishmaniasis depende de varios factores, como la forma de la enfermedad, las afecciones comórbidas, la especie del parásito y la ubicación geográfica. La leishmaniasis se puede tratar y curar, pero para ello es necesario un sistema inmunitario competente, dado que los medicamentos, por sí solos, no son capaces de eliminar el parásito del organismo. De ahí el riesgo de recidiva en caso de inmunodepresión. Todos los pacientes a quienes se haya diagnosticado leishmaniasis visceral requieren la administración inmediata de un tratamiento completo. En el número 949 de la Serie de Informes Técnicos de la OMS, dedicado a la lucha contra las leishmaniasis, se ofrece información detallada sobre el tratamiento de las distintas formas de la enfermedad en función de la zona geográfica.
Prevención y control
La prevención y el control de la leishmaniasis requieren una combinación de estrategias de intervención, ya que la transmisión tiene lugar en un sistema biológico complejo que engloba el huésped humano o reservorio animal, el parásito y el flebótomo vector. Las principales estrategias tienen en cuenta lo siguiente:
- El diagnóstico temprano y la atención eficaz a los casos reducen la prevalencia de la enfermedad y previenen la discapacidad y la muerte, ayudando a reducir la transmisión y a controlar la propagación y la carga de la enfermedad. Actualmente hay fármacos muy eficaces y seguros contra la leishmaniasis, especialmente contra la forma visceral, aunque su uso puede resultar difícil. El acceso a estos medicamentos ha mejorado de forma significativa gracias a un programa de precios negociado por la OMS y a un programa de donación de medicamentos a través de la Organización.
- La lucha antivectorial ayuda a reducir o interrumpir la transmisión de la enfermedad porque reduce el número de flebótomos. Entre los métodos de control figuran los insecticidas en aerosol, los mosquiteros tratados con insecticida, la gestión del medio ambiente y la protección personal.
- La vigilancia eficaz de la enfermedad es importante para su monitorización oportuna y la adopción de medidas durante las epidemias y las situaciones en las que hay una elevada tasa de letalidad a pesar del tratamiento.
- El control de los reservorios animales resulta complejo y debe adaptarse a la situación local.
- Movilización social y fortalecimiento de las alianzas – la movilización y la formación de las comunidades con intervenciones eficaces para modificar las pautas de comportamiento deben adaptarse siempre al ámbito local. Las alianzas y la colaboración con diferentes partes interesadas y otros programas de lucha contra enfermedades transmitidas por vectores son esenciales a todos los niveles.
Respuesta de la OMS
La labor de la OMS en la lucha contra la leishmaniasis engloba lo siguiente:
- apoyo económico y técnico a los programas nacionales de lucha contra la leishmaniasis, a fin de elaborar directrices actualizadas y planes de lucha contra la enfermedad, que incluyen sistemas de vigilancia sostenibles y eficaces y sistemas de preparación y respuesta ante epidemias;
- supervisión de las tendencias epidemiológicas y evaluación del impacto de las actividades de lucha contra la enfermedad, lo cual ayuda a sensibilizar, a promover la reducción de la carga mundial de la enfermedad y a fomentar el acceso equitativo a los servicios de salud;
- elaboración de normas y estrategias políticas basadas en la evidencia para la prevención y la lucha contra la leishmaniasis, y vigilancia de su aplicación;
- fortalecimiento de la colaboración y la coordinación entre los asociados y las partes interesadas;
- promoción de la investigación sobre los medios para luchar eficazmente contra la leishmaniasis, que incluye los medicamentos, las herramientas de diagnóstico y las vacunas seguros, eficaces y asequibles; y
- apoyo a los programas nacionales de lucha contra la leishmaniasis, a fin de garantizar el acceso a medicamentos de calidad garantizada.
- Log in to post comments
- 1 view