Mejorar la supervivencia y el bienestar de los recién nacidos

Pese a que el número mundial de muertes de recién nacidos descendió desde 5 millones en 1990 hasta 2,4 millones en 2019, los niños son los que mayor riesgo corren de morir en sus primeros 28 días de vida.
En 2019, el 47% de todas las muertes de menores de 5 años ocurrieron durante el periodo neonatal: aproximadamente un tercio el día mismo del nacimiento y cerca de tres cuartas partes en la primera semana de vida.
Las muertes en los primeros 28 días de vida se deben a enfermedades y trastornos asociados a la falta de atención de calidad durante el parto, o de atención por parte de personal cualificado y tratamiento inmediatamente después del parto y en los primeros días de vida.
Los partos prematuros, las complicaciones relacionadas con el parto (incluida la asfixia perinatal), las infecciones y los defectos congénitos ocasionan la mayor parte de las muertes neonatales.
Las mujeres que reciben atención continuada supervisada por personal de partería profesional formado y homologado según normas internacionales tienen un 16% menos de probabilidades de perder a sus niños, y un 24% menos de probabilidades de tener partos prematuros.
¿Quiénes corren más riesgos?
Neonatos
En 2019 murieron en todo el mundo 2,4 millones de niños en su primer mes de vida. Cada día mueren unos 6700 recién nacidos, cifra que representa el 47% de todas las muertes de menores de 5 años, un aumento respecto del 40% registrado en 1990.

Desde 1990 se ha progresado considerablemente en lo que se refiere a la supervivencia infantil. La cifra mundial de muertes neonatales se redujo de 5,0 millones en 1990 a 2,4 millones en 2019. Sin embargo, la disminución de la mortalidad neonatal entre 1990 y 2019 ha sido más lenta que la de la mortalidad posneonatal de menores de 5 años. La proporción de muertes neonatales entre las muertes de menores de 5 años es todavía relativamente baja en África Subsahariana (36%), que sigue siendo la región con las tasas más altas de mortalidad de menores de 5 años. En Europa y América del Norte, que tienen una de las tasas más bajas de mortalidad de menores de 5 años entre las regiones de los ODS, el 54% de todas las muertes de menores de 5 años ocurren durante el periodo neonatal. Una excepción es Asia Meridional, donde la proporción de muertes neonatales se encuentra entre las más altas (62%), pese a tener una tasa relativamente alta de mortalidad de menores de 5 años.

En 2019 África Subsahariana registró la tasa de mortalidad neonatal más alta, a 27 muertes por cada 1000 nacidos vivos, seguida de Asia Central y Meridional, con 24 muertes por cada 1000 nacidos vivos. Un niño nacido en África Subsahariana o en Asia Meridional tiene una probabilidad de morir en su primer mes de vida 10 veces mayor que un niño nacido en un país de ingreso alto.

Los 10 países con el número más alto (en millares) de muertes de recién nacidos, 2019
País    Número de muertes de recién nacidos (en millares)
India    522
Nigeria    270
Pakistán    248
Etiopía    99
República Democrática del Congo    97
China    64
Indonesia    60
Bangladesh    56
Afganistán    43
República Unida de Tanzanía    43
Causas
La mayor parte de todas las muertes neonatales (75%) ocurren durante la primera semana de vida, y aproximadamente 1 millón de recién nacidos mueren en las 24 primeras horas de vida. Los partos prematuros, las complicaciones relacionadas con el parto (incluida la asfixia perinatal), las infecciones y los defectos congénitos causaron la mayor parte de las muertes neonatales en 2017. Desde el final del periodo neonatal y durante los primeros 5 años de vida, las principales causas de muerte son la neumonía, la diarrea, los defectos congénitos y el paludismo. La malnutrición es el factor concomitante subyacente que agudiza la vulnerabilidad de los niños a las enfermedades graves.

Estrategias prioritarias
La inmensa mayoría de las muertes de recién nacidos se producen en países de ingreso bajo y mediano. Es posible mejorar la supervivencia y la salud de los recién nacidos y poner fin a las muertes prenatales prevenibles mediante una alta cobertura de atención prenatal de calidad, atención del parto por personal cualificado, atención posnatal para madres y recién nacidos, y atención de los recién nacidos pequeños y enfermos. En entornos con programas de partería eficientes, la atención continuada supervisada por personal de partería puede reducir los partos prematuros hasta en un 24%. Ese tipo de atención continuada es un modelo en cuyo contexto una partera o equipo de parteras dispensan cuidados a la misma mujer durante el embarazo, el parto y el puerperio, y solicitan apoyo médico en caso necesario.

Con el aumento de los nacimientos en centros de salud (casi un 80% en todo el mundo), se presenta una gran oportunidad para dispensar atención esencial al recién nacido y detectar y atender a los recién nacidos de alto riesgo. No obstante, pocas mujeres y recién nacidos permanecen en el centro de salud 24 horas después del parto, como se recomienda por ser el periodo más crítico en el que se pueden presentar complicaciones. Además, demasiados recién nacidos mueren en casa debido a altas hospitalarias tempranas, obstáculos al acceso y demoras en la búsqueda de atención. Las cuatro consultas de atención posnatal recomendadas, bien sea en centros de salud o en visitas domiciliarias, desempeñan una función crucial para atender a los recién nacidos y sus familias.

Para lograr progresos rápidos en lo concerniente a la supervivencia y la promoción de la salud y el bienestar de los recién nacidos es preciso mejorar la calidad de la atención y asegurar la disponibilidad de servicios de salud de calidad para los recién nacidos pequeños y enfermos.

Atención esencial del recién nacido
Todos los recién nacidos deberían recibir:

protección térmica (por ejemplo, mediante el contacto directo, piel con piel, de la madre con el lactante);
higiene del cordón umbilical y de la piel;
lactancia materna temprana y exclusiva;
evaluación de signos de problemas de salud graves o necesidades de atención adicional (por ejemplo, los recién nacidos con bajo peso al nacer, los enfermos o de madres infectadas por el VIH);
tratamiento de prevención (por ejemplo, inmunización contra la tuberculosis y la hepatitis B, administración de vitamina K y profilaxis ocular).
Se debería recomendar a las familias:

la pronta asistencia médica, en caso necesario (los signos peligrosos son los problemas de alimentación, o si el recién nacido manifiesta actividad reducida, dificultad para respirar, fiebre, convulsiones, o está frío);
el registro del nacimiento;
la vacunación del recién nacido de conformidad con los calendarios nacionales.
Algunos recién nacidos necesitan atención y cuidados adicionales durante la hospitalización y en el hogar, con el fin de reducir al mínimo los riesgos para su salud.

Recién nacidos con bajo peso al nacer y prematuros:
si se determina en el hogar que un recién nacido tiene bajo peso al nacer, se deberá ayudar a la familia a encontrar un hospital o centro que pueda atenderlo;
atención mejorada para mantener al recién nacido caliente, especialmente el contacto piel con piel, a menos que existan motivos médicos justificables para demorar el contacto con la madre;
asistencia para el inicio de la lactancia materna, por ejemplo ayudando a la madre a extraer leche materna para alimentar al niño con cuchara u otros medios, en caso necesario;
atención especial a la higiene, en particular al lavado de las manos;
atención especial a los signos de peligro y la necesidad de atención; y
apoyo adicional a la lactancia materna y seguimiento del crecimiento.
Recién nacidos enfermos
los signos de peligro deberían detectarse lo antes posible en los centros de salud o el hogar, y el recién nacido se derivará al servicio pertinente para su ulterior diagnóstico y atención;
si se determina en el hogar que un recién nacido está enfermo, se deberá ayudar a la familia a encontrar un hospital o centro de salud que pueda atenderlo.
Recién nacidos de madres infectadas por el VIH
tratamiento antirretrovírico preventivo para madres y recién nacidos, a fin de evitar infecciones oportunistas;
pruebas del VIH y atención a los lactantes expuestos. y
asesoramiento y apoyo a las madres acerca de la alimentación del lactante. Los agentes de salud comunitarios deberían conocer a fondo las cuestiones específicas concernientes a la alimentación del lactante. Muchos recién nacidos infectados por el VIH nacen prematuramente y son más propensos a las infecciones.
Respuesta de la OMS
La OMS colabora con los ministerios de salud y otros asociados para:

fortalecer, mediante inversiones, la atención, especialmente durante el parto y la primera semana de vida, puesto que la mayoría de los recién nacidos mueren en ese periodo;
mejorar la calidad de la atención materna y neonatal, desde el embarazo hasta el final del periodo posnatal, en particular fortaleciendo la partería;
ampliar los servicios de calidad para los recién nacidos pequeños y enfermos, especialmente mediante el fortalecimiento de los servicios de enfermería para recién nacidos;
reducir las inequidades de acuerdo con los principios de la cobertura sanitaria universal, en particular atendiendo las necesidades de los recién nacidos en entornos frágiles y de crisis humanitaria;
promover la colaboración de las madres, las familias y las comunidades, y empoderarlas para que exijan atención neonatal de calidad y participen en ella; y
fortalecer las mediciones, el seguimiento de programas y la rendición de cuentas a fin de  registrar todos los recién nacidos y todas las muertes prenatales.