Microcefalia

La microcefalia es una malformación en la que el niño nace con una cabeza pequeña o en la que la cabeza deja de crecer después del parto.
La microcefalia es rara: un caso entre varios miles.
La forma más fiable de determinar si un niño tiene microcefalia es medir su perímetro craneal 24 h después del parto, compararlo con los patrones de crecimiento de la OMS y seguir midiendo el ritmo de crecimiento de la cabeza en la primera infancia.
Los niños nacidos con microcefalia pueden tener convulsiones y presentar discapacidades físicas y de aprendizaje cuando crecen.
No hay pruebas específicas para determinar si un niño nacerá con microcefalia, aunque a veces la ecografía en el tercer trimestre permite identificar el problema.
No hay tratamiento específico para la microcefalia.
Introducción
La microcefalia es una malformación neonatal caracterizada por una cabeza de tamaño muy inferior a la de otros niños de la misma edad y sexo. Cuando se acompaña de un escaso crecimiento del cerebro, los niños pueden tener problemas de desarrollo discapacitantes. La microcefalia puede ser leve o grave.

Magnitud del problema
La microcefalia es rara. Las estimaciones de su incidencia son muy variables debido a diferencias en las definiciones y entre las poblaciones. Aunque todavía no está demostrado, los investigadores están estudiando la posible relación entre el reciente aumento de los casos de microcefalia y la infección por el virus de Zika.

Diagnóstico
A veces se puede hacer un diagnóstico prenatal mediante ecografía del feto. La probabilidad de lograrlo es mayor cuando la ecografía se hace al final del segundo trimestre (alrededor de las 28 semanas) o en el tercer trimestre de la gestación. A menudo se diagnostica al nacer o más adelante.

Hay que medir el perímetro craneal en las primeras 24 horas de vida y compararlo con los patrones de crecimiento de la OMS. Al interpretar el resultados de la medición hay que tener en cuenta la edad gestacional del niño, su peso y su talla. Los casos sospechosos deben ser revisados por un pediatra y someterse a pruebas radiológicas cerebrales y mediciones mensuales del perímetro craneal durante la primera infancia, comparando los resultados con los patrones de crecimiento. El médico también debe realizar pruebas para detectar causas conocidas de microcefalia.

Causas de la microcefalia
Las posibles causas de microcefalia son múltiples, pero a menudo no es posible determinarlas. Las más frecuentes son:

infecciones intrauterinas: toxoplasmosis (causada por un parásito presente en la carne mal cocinada), rubéola, herpes, sífilis, citomegalovirus y VIH;
exposición a productos químicos tóxicos: exposición materna a la radiación o a metales pesados como el arsénico y el mercurio, y consumo de alcohol y tabaco;
anomalías genéticas, como el síndrome de Down, y
malnutrición grave durante la vida fetal.
Signos y síntomas
Muchos niños con microcefalia pueden no presentar otros síntomas al nacer, pero sufrir posteriormente epilepsia, parálisis cerebral, problemas de aprendizaje discapacitantes, pérdida de audición y problemas visuales. Algunos niños con microcefalia se desarrollan con plena normalidad.

Tratamiento y atención
No hay tratamiento específico para la microcefalia. Es importante que los niños afectados sean seguidos por un equipo multidisciplinario. Las intervenciones precoces con programas de estimulación y lúdicos pueden repercutir positivamente en el desarrollo. El asesoramiento a la familia y el apoyo a los padres también son extremadamente importantes.

Respuesta de la OMS
Desde mediados de 2015, la OMS está colaborando estrechamente con los países afectados de las Américas en la investigación del brote y en la respuesta a él.

El Marco de respuesta estratégica mundial y el Plan de operaciones conjuntas describen las medidas que están adoptando la OMS y los asociados para responder al brote de virus de Zika y a sus posibles complicaciones:

Colaboración estrecha con los países afectados en la investigación y la respuesta ante el brote de virus de Zika y el aumento inusual del número de casos de microcefalia.
Colaboración con las comunidades para comunicar los riesgos asociados a la enfermedad por el virus de Zika y la forma de protegerse.
Orientación sobre las posibles repercusiones en las mujeres en edad fecunda y las embarazadas, así como en las familias afectadas por el virus de Zika, y su mitigación.
Prestación de ayuda a los países afectados para que refuercen la atención a las embarazadas y a las familias de los niños nacidos con microcefalia.
Investigación del aumento de la notificación de casos de microcefalia y de su posible asociación con la infección por el virus de Zika, con la colaboración de expertos y asociados.