Nuevas amenazas para la salud de los niños y los adolescentes

Las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático y la degradación ecológica amenazan la vida de todos los niños y adolescentes.
Los niños y adolescentes son vulnerables a los efectos adversos para la salud de la contaminación del aire en espacios cerrados y en el exterior, que según las estimaciones provoca 7 millones de muertes al año (2016).
Más de 250 millones de niños corren el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo (2017).
Hay 124 millones de niños y adolescentes afectados por la obesidad (2016).
Los niños y adolescentes se ven frecuentemente expuestos a la mercadotecnia comercial que promociona sustancias adictivas y productos no saludables.
Los traumatismos debidos al tránsito son la principal causa de mortalidad entre los niños y los jóvenes; cada año más de mil millones de niños y adolescentes están expuestos a violencia.
Panorama general
La supervivencia, nutrición y educación de los niños y adolescentes han mejorado drásticamente en los últimos decenios. No obstante, los progresos en los indicadores de salud y bienestar infantiles de los diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están actualmente estancados. En estos momentos ningún país ofrece las condiciones necesarias para ayudar a todos los niños a crecer y tener un futuro saludable.

Hoy en día, la población de 0 a 18 años se enfrenta a un sinnúmero de nuevas amenazas vinculadas al cambio climático, la contaminación, la mercadotecnia comercial nociva, estilos de vida y dietas poco saludables, traumatismos y violencia, conflictos, migración y desigualdad. Su futuro mismo es incierto, por lo que es necesario adoptar medidas urgentes para abordar tales amenazas.

A continuación se enumeran algunas de las medidas más importantes necesarias para proteger a los niños y adolescentes y garantizar su futuro:

situarlos en el centro de todas las políticas vinculadas con la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible;
reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero para luchar contra la crisis climática;
adoptar medidas multisectoriales, coordinadas en los niveles más altos de la administración pública;
incrementar la financiación y la priorización de los niños y adolescentes en las políticas;
hacer partícipes a los niños, los adolescentes y los jóvenes en el diseño de  su propio futuro;
promulgar nuevos reglamentos nacionales e internacionales para frenar la mercadotecnia comercial nociva, en concreto un protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño; y
mejorar la notificación de datos sobre la salud y el bienestar de los niños y adolescentes.
Invertir en la salud, educación y bienestar de los niños y adolescentes genera retornos considerables para las sociedades. Por cada dólar invertido en los niños, se obtiene un beneficio de unos US$ 10 en muchas intervenciones, que puede llegar hasta US$ 20 en algunos casos. Cada dólar invertido en salud genera beneficios 20 veces mayores en los países de ingresos medianos bajos y nueve veces mayore en los países de ingresos bajos. Mejorar la salud y el bienestar durante la niñez y la adolescencia beneficia a las personas a lo largo del ciclo de la vida y a las generaciones venideras.

Principales riesgos para la salud
Amenazas medioambientales

Las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático amenazan la vida de todos los niños y adolescentes. Su propia existencia hoy y en el futuro corre riesgo debido al aumento del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos, la inseguridad alimentaria e hídrica, el estrés térmico, la enfermedades infecciosas emergentes, y la migración de poblaciones a gran escala. Estos problemas ya afectan a millones de niños actualmente.

Se requieren medidas urgentes para reducir las emisiones de carbono a fin de mantener el calentamiento por debajo de 1,5º C y aplicar las disposiciones del Acuerdo de París de 2016 sobre el cambio climático.

Se estima que la contaminación del aire en espacios cerrados y del aire ambiente (de exteriores) causa unos 7 millones de muertes (2016). La contaminación del aire está asociada a una salud respiratoria deficiente en la infancia; deteriora los pulmones y el cerebro e incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes de tipo 2 y síndrome metabólico a lo largo de toda la vida.

Los riesgos para la salud relacionados con el clima se superponen para el 40% de los niños que viven en asentamientos informales, en los que las viviendas precarias, el hacinamiento, las ubicaciones potencialmente peligrosas, las condiciones de vida insalubres, la pobreza y el acceso deficiente a los servicios básicos pueden perjudicar su salud y bienestar.

Obesidad y enfermedades no transmisibles

El rápido incremento de la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI: el número de niños y adolescentes afectados por la obesidad ha aumentado más de 10 veces, de 11 millones en 1975 a 124 millones en 2016.

Los niños y adolescentes se ven frecuentemente expuestos a la mercadotecnia comercial nociva, ya que cada año ven normalmente decenas de miles de anuncios de sustancias adictivas y productos no saludables, como comida rápida y bebidas azucaradas, que contribuyen a la obesidad y las enfermedades crónicas, así como de servicios de apuestas en línea, que pueden dañar sus relaciones sociales, sus resultados escolares y su salud mental.

La mercadotecnia y el uso inapropiado de los sucedáneos de la leche materna (preparaciones para lactantes) ―un sector de US$ 70 000 millones― están asociados a un nivel menor de inteligencia, obesidad, mayor riesgo de diabetes y otras enfermedades no transmisibles, lo que representa una pérdida estimada para la sociedad de US$ 302 000 millones.

La evidencia indica que, en algunos países, los niños y adolescentes llegan a ver hasta 30 000 anuncios en un año solamente en la televisión, muchos de ellos de productos perjudiciales.
Una revisión de 23 estudios en América Latina reveló que la exposición a la publicidad estaba asociada a la preferencia y adquisición de alimentos no saludables por las familias y los niños con sobrepeso y obesidad.
En un muestreo realizado entre niños de cinco y seis años en el Brasil, China, la India, Nigeria y el Pakistán, el 68% podían identificar el logotipo de al menos una marca de cigarrillos; en Rusia el porcentaje era del 50% y en China del 86%.
Un estudio realizado entre niños de 11 a 14 años en Los Ángeles (Estados Unidos) reveló que los jóvenes afroamericanos estaban expuestos a un promedio de 4,1 anuncios de alcohol por día.
En el Irán, la publicidad de alimentos durante la programación infantil está dominada por productos alimenticios que son potencialmente perjudiciales para la salud bucodental, al igual que casi dos tercios de los anuncios sobre alimentos emitidos durante los programas televisivos infantiles en el Reino Unido.
Las amenazas comerciales a la salud de los niños y adolescentes están peligrosamente subestimadas. La elevada exposición a los servicios de conexión en línea también puede ser perjudicial para ellos cuando las empresas compran y venden sus perfiles de usuario con el objetivo de dirigirse específicamente a ellos en sus campañas comerciales. Los niños y adolescentes también están expuestos a la intimidación, la explotación y el contacto con delincuentes y depredadores sexuales.

Traumatismos, violencia y conflictos

Los traumatismos debidos al tránsito son la principal causa de mortalidad en la población de 5 a 29 años. Y cada año más de mil millones de niños y adolescentes ―la mitad de esta población― están expuestos a la violencia.

En 2018, mil millones de personas se habían desplazado o estaban desplazándose, ya sea dentro de su propio país o como migrantes internacionales o refugiados, entre ellos muchos niños, como consecuencia de conflictos, violencia o inequidad y falta de oportunidades.

Respuesta de la OMS
En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la resolución WHA63.14, Promoción de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigida a los niños. Con ello, la Asamblea refrendó un conjunto de 12 recomendaciones en las que se hace un llamamiento a la acción mundial sobre la promoción dirigida a los niños y adolescentes de alimentos y bebidas con alto contenido en grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcares libres o sal. 

En 2017, la Región del Pacífico Occidental de la OMS aprobó la resolución WPR/RC68.R3, Protección de los niños contra los efectos nocivos de la promoción de alimentos, en la que se hace un llamamiento a la adopción de medidas aceleradas, multisectoriales y multipartitas; el intercambio de las mejores prácticas; la prestación de apoyo técnico y la sensibilización; y más colaboración entre los países en la medición y mitigación de los efectos nocivos de la promoción de alimentos.

En 2020, la Comisión OMS-UNICEF-Lancet publicó el informe titulado ¿Un futuro para los niños del mundo?, basado en los conocimientos especializados de más de 40 especialistas en salud de niños y adolescentes  de todo el mundo. En el informe se ponen de relieve nuevas amenazas a la salud y el bienestar de la población de 0-18 años y se ofrecen recomendaciones para garantizar su salud y bienestar ahora y en el futuro.

La OMS y el UNICEF ofrecen apoyo técnico a los países, así como materiales de comunicación y sensibilización sobre las conclusiones y mensajes del informe en todo el mundo. Entre otras cosas, la OMS:

colaborará con los Estados Miembros para fomentar un nuevo protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño jurídicamente vinculante y supervisado periódicamente con el fin de frenar la mercadotecnia comercial nociva de la comida rápida, las bebidas azucaradas, el uso inadecuado de los sucedáneos de la leche materna, el alcohol y el tabaco, y recopilar las mejores prácticas;
elaborará un conjunto de intervenciones en el ámbito de la salud de niños y adolescentes con la participación de otros sectores, según sea necesario:
adoptará un proceso sistemático para generar y recoger datos científicos para la elaboración de políticas y programas;
ofrecerá apoyo técnico integrado a los programas nacionales de salud de niños y adolescentes; y
pondrá en marcha un sistema de calificación para supervisar la aplicación de las recomendaciones del informe.